Texto escrito por: Luciana Montellano Rosales
“¿Porque no come? ¿Se está muriendo no se da cuenta?” o “Estás loca. Ya estás muy flaca, a los hombres no les gustan puros huesos.” Entre la falta de información y los tabúes, estos son el tipo de comentarios que una persona con anorexia recibe todos los días.
La mayoría puede pensar que las personas anorexia son chicas que solamente quieren verse flacas, cuando realmente no es así. La anorexia, mata como cualquier otra enfermedad y como muchos otros trastornos, no depende de la lógica o las mejores intenciones de quien la sufre.
No es que se viva feliz por no comer, es una pelea constante con uno mismo. No comes porque es muy difícil vencer el miedo que se instala de forma tan ilógica en nuestro cerebro; obviamente sientes la falta de energía y estas consciente de que tu cuerpo requiere más alimento. Pero esta enfermedad está relacionada mucho con la depresión, para mi la enfermedad es un síntoma de que hay algo mal en el alma de la persona.
Va mucho más allá de querer verse flaca o no querer verse gorda, obviamente el peso importa, pero ese no es el eje del problema. Es la rabia con el mundo que tenemos, con nosotras mismas, con situaciones pasadas, con los estereotipos de belleza, con nuestros padres y muchas más cosas.
La anorexia te convence de que puedes controlar algo cuando el resto de tu vida está fuera de tus manos; tu peso, lo que comes, todavía lo puedes controlar tú. Es una forma de rebelarse y decir ‘si puedo’ de la manera más tóxica cuando crees que no puedes hacer nada bien. Por eso empiezas siempre con una simple dieta y mientras más comentarios recibes de sobre el peso que pierdes, sientes erróneamente que estás haciendo algo bueno por ti misma.
Así la enfermedad transcurre hasta que te quedas en los huesos, y en este proceso escuché las mismas preguntas uno y otra vez “¿No te ves?” “ ¿No te das cuenta de lo mal que estás?” La verdad es que no, la imagen que tienes de ti misma se congela en el tiempo. Pero puedes sentir tus huesos a través de la piel y es algo que te gusta, porque sabes que estás cada vez más cerca de desaparecer.
Por eso digo que la enfermedad va más allá del peso, y está muy unida a la depresión, porque realmente entras en esto para tomar control sobre tu vida y destapas un nudo de cosas que estaban ocultas. La persona que pasa por este tipo de trastorno está equilibrando un millón de cosas en su mente: las calorías, el ejercicio, las purgas, las oportunidades de comidas para saltarte, los problemas personales e incluso el deseo de morirse.
En América no tenemos los centros de ayuda adecuados para las personas que pasamos por esto, ya que sigue siendo un tema tabú. Y muchas veces se piensa que que la cura está simplemente en forzarte a comer cuando realmente tienes que curarte de adentro, aceptarte a ti mismo y aceptar querer vivir.
Esto es preocupante ya que cada vez hay más personas, tanto hombres como mujeres (sí, muchos hombres que también pasan por esto, no solamente mujeres como se piensa) que mueren a causa de esta enfermedad. Por paros cardíacos, desnutrición, o en casos extremos de debilidad y falta de nutrientes por complicaciones de una simple caída.
Como una persona que está pasando por eso puedo decir que además, la enfermedad corta lazos, te aísla y te hace perder lo que te hacía tu misma.
El camino de la recuperación implica encontrarte de nuevo acompañado de gente que realmente te quiere y que nunca se dio por vencida en ayudarte a ver quién eres y cuanto vales en el interior.
También puede interesarte:
Gastritis, paros cardiacos y otras 7 cosas que le pasan a tu cuerpo cuando sufres de anorexia
La dolorosa complejidad de un trastorno alimenticio como la anorexia
La trágica historia de la primera cantante que murió de amor y anorexia