En la vida te vas a encontrar amores de todo tipo: los que sí te aman, los que te lastiman, los que te enseñan, los que te hacen crecer y hasta los que te hacen creer que compartirán toda una vida juntos, pero no.
Hoy voy a abrir mi corazón para contarte una historia de cinco largos años en los que creí que mi novio sabía lo que quería y luego hizo una jugada inesperada. ¿Cómo lo haré? Con una carta dedicada a todos esos ex que no saben lo que quieren.
Sé que cada relación de pareja es distinta, sin embargo, quizá mi historia te ayude a reconsiderar algunas circunstancias complicadas como el hecho de que un continente separe a dos personas que se dicen querer.
Y sí, allá afuera hay miles de historias de amor a distancia que resultan y su propio cuento de hadas termina en el típico “vivieron felices para siempre”, pero hay otras que no y la razón no es la enorme distancia geográfica que existe entre ellos, sino que su mente y corazón no están en sintonía y, por lo tanto, no tienen nada para ofrecer.
Carta a mi ex que vive al otro lado del mundo (con su novia)
Tuvieron que pasar varios años para que realmente me diera cuenta que nunca estuviste 100% en la relación y confieso que todavía me hago muchas preguntas al respecto, sin embargo, ya no me mortifican más y ahora valoro mucho lo que hice y di por la relación.
Eso sí, aún no puedo creer que cuando terminamos seguiste enviando mensajes cada cumpleaños, cada Navidad, cada Año Nuevo y hasta cuando sucedió la pandemia me preguntabas cómo estaba mi familia y así volvimos a tener contacto sin que yo supiera lo que hacías en tu vida paralela al otro lado del mundo.
El día que platicamos por videollamada y me confesaste (al fin) que al año de terminar iniciaste otra relación pensé: “Gracias por ser tan sincero y decírmelo”, pero nunca imaginé que con esa nueva pareja darías el siguiente paso de irse a vivir juntos. Sí, ese paso que tú y yo habíamos dado un corto tiempo, pero que en el fondo te cuestionabas y por eso nunca sucedió al cien.
Confieso que eso para mí fue como un balde de agua fría que no me dejó en paz durante mucho tiempo, pues te quedaste con muchas de mis cosas cuando me fui de tu país y encima eso generaba peleas con tu nueva novia por tener cosas de tu pasado en tu departamento, ¡qué lío!
Pero la ropa, fotos y más objetos no eran el problema, el problema eras tú.
Voy a ser sincera, como yo guardaba una esperanza en mi corazón, cuando me dijste que me extrañabas, que querías volver conmigo e ibas a ver la forma de lograr “esto”, ciegamente creí en ello pese a que sabía que estabas con alguien.
Realmente estaba muy confundida, ¿cómo era posible que vivieras con una nueva pareja ya varios meses y me dijeras que estabas confundido, que no la querías y que a quien querías era a mí? No lo sé, pero así fue. Estoy segura que a la fecha no sabes por qué lo hiciste.
En fin… luego de todo ese enrollo, meses de terapia y de preguntarme qué quería yo, me di cuenta que ese círculo no me llevaría a ningún lado. Sí, te quería, te creía, pero esos cinco años no iban a regresar a la normalidad porque tú nunca supiste lo que querías ni conmigo ni con ella ni con tu propia vida.
Suena crudo, pero así es, los meses que reconecté conmigo para plantearme qué quería me ayudaron bastante, pero lo que me ayudó más fue ponerte un alto a ti y a tus mensajes esperanzadores llenos de mentiras.
Fue así que un día te dije que si habías tomado la decisión de estar con alguien lo hicieras pero que lo hicieras bien. Yo no me iba a entrometer en tu camino y lo único que quería era que aclararas tu mente. Ni ella se merecía que la engañaras ni yo merecía ser el segundo plato.
Al parecer mi “hasta aquí” era lo que te hacía falta para ahora sí hacer a un lado tu pasado y dar el cien en tu nueva relación que, según tú, se estaba terminando.
Hasta la fecha no sé en qué terminó ese “break” que supuestamente tenías con ella por tus indecisiones, pero lo que sí sé es que me ayudó mucho ya no tener más contacto contigo. Incluso mi cumpleaños, Navidad, Año Nuevo o las vacunas de covid-19 ya no eran un pretexto para que me hablaras.
Lo mejor de todo esto es que, aunque pasó mucho tiempo para que me cayera el veinte, luego de varios años logré finalmente darme una oportunidad con otra persona porque ya no cargaba ese peso mental y emocional.
Por ahora deseo que hayas logrado realizar todos esos planes que tenías en mente y que por fin te hayas entregado a alguien que te quiere sin dudas, sin confusiones y sin pretextos.
De este lado del charco lo único que puedo decirte es gracias por todo lo vivido, probablemente contigo viví una de las relaciones más hermosas que he tenido y por ello te guardo en mi corazón y en mis recuerdos más bonitos.