No importa cuántas veces hayas escuchado a tu abuela decir que si no desayunas puedes morir, porque ahora es posible que incluso la que supone ser comida más importante del día pueda matarte, sobre todo si se trata de avena. Este diagnóstico fue emitido por el Grupo de Trabajo Ambiental —EGW por sus siglas en inglés—, el personal de esta organización encontró que en diferentes tipos de avena, incluso en marcas comerciales, contienen restos de un pesticida conocido como Roundup.
Tras analizar 45 muestras de cereales, el EGW encontró glifosato en la mayoría de ellas —sólo dos resultaron limpias. Este componente fue creado por la trasnacional Monsanto como parte de sus fertilizantes y pesticidas; sin embargo, a pesar de que estaba diseñada para ser “gentil” con el cuerpo humano, esta sustancia terminó siendo cancerígena.
A principios de agosto de este año, un granjero de California demandó a la compañía por 289 millones de dólares después que se descubriera que su enfermedad —que ya se encontraba en fase terminal— había sido causada por utilizar y consumir glifosato. Las principales marcas que fueron señaladas en el informe de la EGW por utilizar la venenosa sustancia fueron Great Value, Kellog’s, Nature Valley, Cheerios; entre otras que al igual que las anteriores forman parte de la alimentación matutina de muchas familias alrededor del mundo.
Gracias a que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer realizó estudios sobre los efectos de esta venenosa sustancia, el estado de California pudo incluir en el caso un registro de 2017 en donde se señalaba el uso y rocío de 113 millones de kilogramos de este químico sobre campos de maíz y soya alterados genéticamente; aunque también se conoce que cultivos de avena, cebada y frijol sin modificar han sido “tratados” con dicho producto para acelerar su crecimiento y tiempo de cosecha.
Si bien hay quienes señalan que la avena que llega hasta la mesa de millones de familias alrededor del mundo no es la causa directa del cáncer, es necesario tomar en cuenta todos los procesos a los que ésta se somete antes de llegar hasta nuestra mesa. Desde la cosecha hasta el empaquetado, el cereal entra en contacto con tantos químicos que deberíamos comenzar a sospechar incluso de la misma leche con la que los acompañamos durante el desayuno.
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