En la película de Leighton Meester, “Amor a distancia”, la actriz interpreta una enredada escena en la que pelea con su novio cuando él la sorprende al no darle ni siquiera una flor el día de su cumpleaños. Amy, papel que Leighton desempeña en está cinta, explota en llanto y desesperación cuando intenta hacerle entender a su ingenua pareja que ella había dicho que no quería ningún regalo de cumpleaños, más que su compañía, sólo para que él la considerara una novia desinteresada, romántica y perfecta.
De esa forma su pareja reflexionaría e iría directo a comprarle el mejor regalo a su comprensiva novia, al menos ésa fue la deducción que Amy hizo. Obviamente, su chico no pensó igual que ella pues en el momento en el que escuchó “no quiero nada de cumpleaños” su cabeza recibió el mensaje y lo procesó literalmente.
Así funciona la mente de un hombre, su cerebro codifica lo que nosotras les decimos sin letras pequeñas, anotaciones entre paréntesis, indirectas ni dobles sentidos. Por esa razón al novio de la protagonista jamás se le hubiera ocurrido que la respuesta de Amy en realidad era una especie de código secreto, mismo que resulta indescifrable para casi cualquier hombre. Al igual que está telaraña de palabras en las que sí es no y no es más o menos y más o menos es sí, existen numerosas situaciones que nunca serán igual para ambos sexos. La mente de una mujer es un universo y la cabeza del hombre otro.
La infidelidad, tristemente, es otro de los puntos en los que nunca coincidiremos hombres y mujeres. La palabra infidelidad tiene un significado totalmente distinto para cada género y se encuentra esta curiosa reacción que el hombre tiene ante la tentación de ser infiel, o bien, después de ser engañados por sus parejas. No se trata de justificaciones, sino de una enorme diferencia bajo la que, según la ciencia, funciona la mente de un hombre infiel en comparación con la de una mujer que alguna vez haya engañado a su pareja.
“Soy hombre y quiero tener sexo con otras mujeres, pero no debo”.
Un estudio científico realizado este año por investigadores de la Universidad Estatal de Kansas, descifró parte de lo que un hombre piensa y siente sobre la infidelidad. Para desarrollar esta teoría se reclutaron a 477 adultos, 238 hombres y 339 mujeres. A cada uno se les pidió responder numerosos cuestionarios sobre una gran variedad de temas relacionados con las relaciones de pareja y la infidelidad.A partir de sus respuestas los investigadores concluyeron que los hombres definen una infidelidad por medio del ámbito sexual. Es decir, para el sexo masculino un engaño surge a partir de algún encuentro sexual entre su pareja y otra persona, más no a través de algún acercamiento emocional entre los mismos.
Justo de esa conclusión parte el primer problema, pues para las mujeres la infidelidad funciona exactamente a la inversa. Nosotras consideramos que cuando nuestra pareja se involucra de manera emocional con alguien, no importa si se trata de una gran amiga o compañera de trabajo, él nos está faltando al respeto. Si nuestro novio piensa en otra persona, le da más apoyo a otra chica, se distrae por atender a otra mujer, procura pasar más tiempo con alguien que no seamos nosotras o comparte secretos íntimos con esta persona, deducimos que se trata de una traición.
Esas concepciones casi opuestas nos impiden comprender la molestia o sospecha del otro y viceversa. Esto no quiere decir que descubrir que nuestro novio tiene relaciones sexuales con alguien más no signifique un problema. Desafortunadamente la monogamia es algo que los hombres no han logrado desarrollar como parte de una práctica habitual, su instinto primitivo les dicta tener distintas parejas y para ellos eso ni siquiera supone una infidelidad, sino una solución a sus “necesidades”.
“La naturaleza no ha diseñado a los hombres para ser monógamos. La cultura puede intentar ocultar esto, pero a la larga falla”.
Otro estudio de la Universidad de Bath, en Reino Unido, publicó un análisis titulado “La infidelidad y la monogamia entre los hombres heterosexuales universitarios”. Este texto plantea algunas razones específicas por las que los hombres suelen engañar a sus parejas con tanta frecuencia. De los 40 entrevistados, todos con una pareja estable con la que llevaban más de 3 meses de relación, más de la mitad de los estudiantes habían engañado a sus novias. Para ser exactos 26 jóvenes aceptaron haber tenido una relación meramente sexual con otra persona, misma de la que sus parejas no sabían nada. Cuando les preguntaron por qué lo habían hecho, ellos respondieron que aunque amaban a sus parejas el deseo por otros mujeres nunca había desaparecido.
El doctor y profesor Eric Anderson
, autor de este estudio y escritor del libro “La brecha de la monogamia”, afirma
que pasar toda la vida con una sola persona no es algo natural y que a pesar de que la mayoría de hombres y mujeres pueden convivir con ella durante mucho tiempo, la existencia de un “deseo social” jamás desaparece. En otras palabras y de acuerdo con la ciencia la naturaleza no ha diseñado a los hombres para ser monógamos,
la cultura puede intentar ocultar esto, pero a la larga falla, explicó Anderson.
“Soy hombre y quiero tener sexo con otras mujeres, pero no debo”. Ésa fue la respuesta de uno de los entrevistados y evidentemente es lo que piensan la gran mayoría de los hombres con pareja. Las ideas a continuación, las cuales forman parte de las respuestas de los encuestados, podrían aclararnos mejor qué pasa por la cabeza de un chico cuando piensa en sernos infiel o cómo funciona su mente después de habernos engañado:
“En torno a los seis meses el sexo se vuelve rutinario”.
“La infidelidad es producto de un deseo natural”.
“Es por la tensión psicológica que me provoca una relación”.
“Es como una solución para que las cosas con mi pareja mejoren”.
“No puedo olvidar lo que hice, pero si se lo cuento seguro me deja”.
“Mi instinto de hombre no cambia al ponerme un anillo de matrimonio”.
“La infidelidad es algo común y generalizado”.
Aunque casi ninguna mujer estaría de acuerdo con esas “explicaciones” y menos con la conclusión del Dr. Anderson, la cual sugiere que la infidelidad implican ventajas para una relación, es una realidad que para ambos sexos el engaño es algo muy distinto. Hasta ahora lo único que tenemos claro es que para no atravesar por una situación como ésta, primero deberíamos aprender a ponernos en los zapatos del otro, por no decir a entrar en la cabeza de nuestra pareja. Finalmente, seamos hombres o mujeres, una infidelidad siempre será hiriente. Mira el siguiente video donde una doctora argumenta que a los hombres les excitan las infidelidades.
Cuckholding, excitarse por las infidelidades de… por culturacolectiva
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El confidencial