“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.
Simone de Beauvoir
Ser activista por el cambio no es una opción, es un deber y forma parte de la transformación social; probablemente has escuchado que muchas personas se unen para defender causas, crear conciencia, denunciar algún tipo de actividad ilícita o que defienden el medio ambiente y el planeta.
Los movimientos sociales han visto nacer en sus filas a asociaciones civiles, organizaciones sin fines de lucro o sociedades que se encargan de lo anteriormente dicho. Si no formas parte de alguna de éstas, no te preocupes, no necesariamente tienes que afiliarte, si prefieres ser un lobo solitario sigue leyendo, pues compartiremos contigo algunos puntos que podría ayudarte a ser un agente del cambio.
Con el estallido de las redes sociales se ha propiciado una mayor participación de la gente; Internet permite romper las barreras geográficas, da acceso en tiempo real a los hechos y crea una comunicación bilateral. A partir del diálogo que ha resultado de ello, ahora tenemos derecho de réplica y basta con un clic para manifestarlo.
La indiferencia también daña; quedarse callado o ignorar a consciencia las situaciones, es estar del lado de lo que genera insatisfacción. Si bien es cierto que no es una tarea fácil, y tampoco para cualquiera, un buen paso es intentar encaminar tus acciones en pro del cambio social, pues esto es apenas el comienzo de un largo camino.
Agentes de cambio somos todos, y existen diversas maneras de sumarse: encuentra aquello que te apasiona, algo con lo que no coincidas o algo con lo que estés totalmente comprometido para que puedas sumarte al cambio, para que así, con tus acciones diarias, ayudes a que la transformación llegue.
Haz balance
No puedes ofrecer algo que no tienes y no puedes pedir algo que no das, basta con conocer tus recursos, que sepas qué es lo que estás haciendo y a dónde vas. Por ejemplo, si estás en contra del maltrato animal, sería ilógico que patearas perros de la calle. Tampoco significa que adoptes a todos, pero si puedes poner un envase con agua para ellos afuera de tu casa, igual que si llegaras a ver que un animal está lastimado, puedes hacer algo para ayudarlo. Son las pequeñas acciones de muchas personas las que generan el cambio.
Mira hacia atrás
Independientemente del bando, la historia está llena de agentes de cambio, personas que decidieron hacer algo por ellos mismos, por su pasado, su presente y el futuro. Ahora es nuestro turno.
Analiza
Qué tan posible es que te sumes a la causa y qué implica, seguro encontrarás cómo hacerlo. Créeme, cuando te involucras y “te pones la camiseta” ya estás del otro lado.
No te preocupes, edúcate y ocúpate
La preocupación es una actividad tóxica, casi tan nociva como quedarte sentado inmóvil viendo cómo se pasa la vida. Las ideas son la semilla; infórmate, la fórmula es: Ideas+ Información = Una acción responsable.
Lo imperdible
Actualízate: ¿qué es lo que está pasando en este momento? No sólo en tu sitio de residencia, sino al otro lado del mundo. Por muy extraño que parezca no somos ajenos a lo que sucede en otros continentes, es el efecto domino y tú formas parte de él.
Más allá de la filantropía y las buenas intenciones, se trata de hacer consciencia y tratar de observar sin filtros (educación, estatus, religión, intereses propios). Cambiar el mundo es posible, depende de todos, definir cuál es tu lugar. Hoy más que nunca la libertad de expresión se ha vuelto un arma poderosa, todos tenemos el derecho y la obligación de participar, habrá quien lo ejerza saliendo a las calles, encaminando sus acciones a lo social o desde su celular. El punto es contribuir, sumar y no restar.
Te compartimos algunas acciones que te ayudarán a ser revolucionario sin recurrir a la violencia.