Preocuparte por tu salud mental o acercarte a terapia no debería ser sinónimo de sentir pena o miedo. Es momento de romper los tabúes, pues el hecho de hablar de salud mental o ir con un terapeuta no quiere decir que estemos sufriendo un trastorno grave. Ir al psicólogo no significa que padecemos una enfermedad o que estamos en una situación peligrosa, así como hacerte chequeos y análisis de sangre regularmente no es sinónimo de que tengas una enfermedad. La terapia también puede ser preventiva, y la salud mental no sólo se remite a los trastornos, abarca también nuestra estabilidad emocional e higiene mental.
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Cada ser humano, en mayor o menos medida, sufre diariamente de dificultades, como inseguridad, baja autoestima, ansiedad, nerviosismo, pensamientos negativos; o, por el contrario, ego excesivo, sensación de superioridad, entre muchas otras. Y aunque estos padecimientos no siempre son evidentes a primera vista, no significa que no estén ahí y tengan que ser atendidos. Cuando una persona sufre un golpe podemos verlo físicamente, pero cuando alguien sufre de una herida emocional interna es muy difícil de percibir. Y esa persona puede vivir por mucho tiempo con ese problema, hasta que deviene en algo más grave. Hablar de autoestima y paz interior no es mencionar hechos visuales, pero sí es hablar de uno de los pilares centrales y más fuerte de nuestro desarrollo emocional. El tema de salud mental no debería ser relegado a situaciones de emergencia, sino que debería formar parte de una cultura de prevención libre de estigmas, prejuicios y tabúes. Por ello, te compartimos 6 razones por las que hablar de salud mental no debería de hacernos sentir mal.
1. Porque procurar nuestro bienestar emocional es un proceso largo y todos debemos comenzar en algún momento
Muchas personas llegan a terapia porque tienen la sensación de vivir encerradas en la monotonía, en una vida que no han elegido, se sienten insatisfechas y la gran mayoría opta por el conformismo. Cuando decidimos hacer cambios personales queremos que se vean resultados inmediatos, saltar del 1 al 10, y no es así. Debemos aprender a iniciar con cambios pequeños, graduales, para llegar poco a poco a donde queremos estar; a esa vida que tanto anhelamos vivir y disfrutar. Y hablar de salud mental puede ser ese paso importante.
2. Porque el hecho de que tengamos días felices no significa que no tenemos problemas emocionales
Todos tenemos días buenos y malos, es natural, y es importante darles su lugar a todos ellos. Si las cosas no surgen como las tenemos planeadas, llega el estrés, baja el ánimo y el día se vuelve gris. No debemos ignorar esos síntomas, hay que liberar ese estrés y elegir alguna actividad que nos haga sentir bien; aunque si esos “días malos” son recurrentes, lo mejor es asistir con un especialista que nos ayude a descubrir qué es lo que ocurre realmente en nuestra mente.
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3. Porque no es sano ignorar u ocultar nuestros problemas emocionales
Sería muy fácil poder tirar las preocupaciones a la basura o guardarlas bajo llave y dejarlas allí; pero la realidad es que, por mucho que intentemos ocultar nuestras luchas emocionales, todo eso se acumula y en algún punto reventaremos. Lo peor que podemos hacer es evitar las conversaciones y no enfrentar estos temas desde las primeras etapas, pues pequeñas de estas situaciones se convierten en verdaderos problemas.
4. Porque enfrentar estos retos nos vuelve mejores
Arriesgarse cada día y enfrentar nuestros miedos también es fundamental, ya que aprenderemos a lidiar con ellos y nos volveremos una mejor versión de nosotros. En ocasiones, el estrés que provoca esos miedos depende del contexto y la exigencia bajo la cual vivimos. Nos exigimos tanto y tratamos de ser tan perfectos que terminamos dañándonos por quedar bien con los demás. Aceptar que necesitas ayuda o que enfrentas dificultades no te vuelve peor, sino todo lo contrario.
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5. Porque no es fácil vivir en la sociedad actual
Para entender por qué es importante hablar de salud mental, es fundamental hacer un análisis de nuestro entorno social, con quiénes compartimos la vida, nuestras actividades sociales, el nivel de nuestro ego, las conversaciones con la gente de la cual nos rodeamos, el ritmo de vida y un sinfín de asuntos que pueden abrumarnos y que están fuera de nuestro control. El cuidado de la salud mental es un proceso diario, constante, es una amistad y una lealtad que adquieres contigo desde el momento de tu nacimiento, tienes en tus manos la enorme posibilidad de cuidarte y hacerte feliz.
6. Porque los números no mienten: casi todos enfrentamos problemas emocionales
Por último, prestemos atención a una estadística muy preocupante: aproximadamente cinco de cada cuatro personas necesitan atención médica por trastornos mentales, neurológicos, por uso de sustancias o por estrés. Lo más grave es que en los países con ingresos bajos y medios-bajos —al igual que en las comunidades rurales— no existe ni se habla de tal atención. Es una estadística fuerte que nos debería llevar a la reflexión de dicha problemática, y a la búsqueda de soluciones, puesto que es derecho de todos vivir y convivir con paz, equilibrio mental, sin temores ni prejuicios.
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