La meta hacia la cual el principio del placer nos impulsa —de llegar a ser felices— no es posible; sin embargo, no podríamos —mejor dicho, no podemos— renunciar a los esfuerzos para llegar más cerca a la realización de la misma por un medio u otro.
– Sigmund Freud
Si en este momento te pidieran que cerraras los ojos y dijeras con toda sinceridad qué te produce placer, ¿qué responderías? Seguro hasta te sonrojarías porque inconscientemente vendría a ti un pensamiento sexual. Pero no, no te debes sentirte avergonzado por ello, es completamente normal y todos lo hemos vivido.
Tu placer puede ser tener amigos que compartan la misma pasión y platicar sobre ese tema sin darnos cuenta que las horas se diluyen en nuestros labios. Podría decir también que el máximo de los placeres es poder comprarle algo a mi familia con dinero que me ha costado tanto trabajo ganar y ya siendo un poco más egoísta, es un placer absoluto encerrarme en mi cuarto a comer chatarra mientras devoro series. ¿Verdad que suena diferente y no deja de ser un placer?
Placer es una palabra que nos asusta y mucho más el hecho de aceptar que tú y que todos –absolutamente todos en el mundo– poseemos alguno que nos domina. El problema es que nos concentramos más en las cosas que nos preocupan y no en las que disfrutamos.
La Real Academia Española define a la palabra “placer” como aquello que denota agrado por algo, ya sea física o espiritualmente y que se deriva de la realización o la percepción de algo que nos gusta, por eso, déjate llevar por esas cosas que te van a hacer sentir un placer inimaginable.
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Métete a clases extra
Busca alternativas que complementen tus actividades diarias. A lo mejor no llevas las materias que te gustarían y lejos de disfrutarlas, te hacen derramar unas cuantas lágrimas preguntándole a Dios para qué naciste. Quizá tu empleo no es el de tus sueños, pero lo necesitas, ¿pero qué te parece que saliendo te vayas directo a una clase de pintura, de yoga o correr sin parar en la práctica de futbol? Encuentra esa actividad que te dé satisfacción personal y mucha felicidad.
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Plantea metas
No existe mayor placer que obtener aquello por lo que tanto trabajaste. Cuando quieras algo con toda tu alma, no lo veas como un sueño, sino como una meta. Analiza qué camino es factible para lograrlo y qué debes hacer. Ya verás que si tu plan funciona, será una de las sensaciones de placer más grandes que podrás experimentar en toda tu vida.
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Come helado sin remordimiento
Ya, en serio, dejémonos de tabúes sobre los alimentos. Aprende a disfrutarlos y déjate llevar por sus deliciosos sabores. El guisado que prepara tu mamá, la quesadilla que venden en el puesto de la esquina, un pastel de chocolate o un helado. Lo que quieras, lo que se te antoje, ¡cómetelo!
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Presta atención a los pequeños detalles
¿Caminar descalzo sobre el pasto es muy complicado? Muchas veces nos pasamos los días esperando a que algo grandioso nos suceda sin darnos cuenta que ya está ahí. Sentarse frente a la ventana para disfrutar un té caliente o nuestro café favorito en un día lluvioso, encerrarte en tu cuarto para terminar el libro que hace días se te antojó leer y lo tenías como pendiente, abrazar a tu familia después de no haberlo hecho en mucho tiempo y un sinfín de cosas que sólo te falta abrir bien los ojos para descubrirlas.
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No te preocupes por caerle bien a todos
Nos agobia el hecho de caerle mal a alguien. ¿Por qué? debes tener claro que todos tenemos gustos e intereses diferentes, por ende, habrá seres con los que choquemos y tampoco está mal. No te empeñes en caerle bien a alguien cuando simplemente puedes establecer una relación de armonía sin necesidad de involucrarse de más. El día que tengas eso muy presente, experimentarás el placer de sentirte libre y verás cómo la vida fluye mejor.
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No te quejes por lo que no tiene solución
Es muy fácil que nos encasillemos en cosas que no tienen sentido porque nos resulta bastante complicado aprender a evaluar lo que vale la pena y lo que no, es más ni siquiera lo intentamos. Ése es el primer paso: aprender a distinguir lo que tiene solución y de qué manera puedes llegar a ella o de plano no.
Si ves que no tiene sentido quejarte por algo que no va a cambiar o que no puedes contribuir para solucionarlo, mejor muévete de ahí y enfócate en lo que sí puedes ayudar. Lograrlo te llenará de satisfacción y deseo por cumplir todo lo que te propongas.
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Ser adulto o estar en transición es muy difícil, ya que implica muchas de las cosas a las que nos resistimos porque parecen ser muy aburridas, pero existen una y mil maneras de disfrutar el lado divertido de la vida. ¡Siempre existe una!
Los pequeños detalles son los que hacen la vida diferente y más placentera. Sólo basta con decidirte a cambiar como Magnum y su nuevo sabor Red Velvet, el más divertido de los placeres para que #NuncaDejesDeJugar.
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