Llegar a los 28 años es un golpe de realidad en dos sentidos, uno de ellos el darse cuenta que el paso pasa rápidamente y sin reparos. Saber que falta muy poco para llegar a los 30, que hasta hace un par de años parecía lejano. No se trata de algo sombrío tiene ventajas y desventajas, pero lo mejor es saber que seguimos vivos y falta mucho más por vivir.
Independizarte
Independizarte es un gran logro, y el goce de la libertad, queda en el olvido vivir sujeto a reglas, regaños e incluso horarios a respetar. Vivir solo representa completa libertad para llevar tu vida tal como lo deseas y sacar a flote todos aquellos hábitos que en casa de los padres se veían reprimidos. Aunque volver a casa de visita, recibir mimos y comer aquel platillo que mamá prepara como nadie, es una magnífica forma de volver al pasado y ser un adolescente otra vez.
Aceptar que tu vida no va a ser como la planeaste
Cambia por completo tu perspectiva, quizás a los 20 años te imaginabas que para antes de los 30 estarías casado y con hijos. Tal vez sí, o tal vez no pero sin duda ahora sabes que falta un mundo por explorar y sentir esa libertad provoca un goce tremendo.
Aceptar que el amor no es para siempre
Esforzarte por no soltar una carcajada cuando escuchas a un adolescente diciendo que pasará el resto de su vida con su primer pareja; el amor es complicado y cada vez te vuelves más selectivo, conoces perfectamente qué características puedes tolerar y cuáles no. Muchas veces queda de lado el físico y se vuelve más importante saber que la persona con la que compartes aporta cosas positivas a tu vida y aunque las decepciones amorosas se vuelven cada vez más dolorosas, descubriste que por ellas no se acaba el mundo.
Aprender a caer y levantarte
Resistencia a las caídas –no literalmente- significa saber que no importa qué tan mal pinte el panorama, siempre existirá una solución y con ayuda de los errores pasados ahora es mucho más sencillo mantener la calma ante las dificultades que se presentan en tu vida.
Quedó muy atrás esa idea de que la vida es perfecta e incluso el caos causa un poco de placer, reflexionando que de cada adversidad librada recibes algún aprendizaje.
Darte cuenta que la escuela no lo es todo
Ya en el mundo laboral te darás cuenta que las calificaciones de la universidad no importan, sino la tenacidad, capacidades y ganas de superarte. Sin omitir que aunque pensábamos que la universidad era un infierno, los trabajos pueden ser tres mil veces peores.
Aprender a vivir el momento
Por último, pasar de la resistencia y el oponerse a la vida adulta para terminar por aceptar que cada etapa de tu desarrollo es bella y merece la pena estar ahí, vivir el presente y dejarse sorprender por el futuro; los treinta están a la vuelta de la esquina y con ellos las resacas de tres días, cambiar una ida al antro por una noche de películas y llevar una dieta saludable porque la gastritis está a la orden del día.
También descubre cómo empezar a armar tu plan de vida y las prendas básicas que tienes que tener después de los 20