Piensa en el mejor orgasmo que hayas tenido,
multiplícalo por mil y ni siquiera andarás cerca.
–Trainspotting
De Trainspotting aprendimos —entre otras cosas— el rápido y doloroso tránsito del placer al horror que implica el uso de heroína. Lejos de quedarse con la historia retratada en esta película de culto, millones de personas en el mundo han experimentado qué se siente drogarse con este opioide.
Al principio —no engañemos a nadie— el placer es inmenso: euforia y alegría jamás sentidas, un paroxismo de felicidad imposible de describir. Según el testimonio de un adicto que escribió en Reddit:
«La humanidad es hermosa. En este instante, rodeado del tráfico de la ciudad, encuentro amor y paz. La heroína es una droga grandiosa. La heroína es mejor que cualquier cosa. La heroína me hace la persona que siempre quise ser. Vale la pena vivir por la heroína. La tolerancia que tengo hacia la heroína es cada vez más alta. Cada vez cuesta más».
Pero más tarde, el placer cobra factura:
«Necesito heroína para sentirme normal. Ya no siento amor. Ahora estoy enfermo. Ya no tengo dinero para comprarme la heroína que necesito. En lugar de 10 dólares, ahora necesito 100. Ahora tengo que encontrar a un verdadero traficante, porque el que me proveía es un criminal que siempre carga consigo una arma. Necesito parar».
Más allá de las narraciones ficticias o testimoniales, existe una verdad: el consumo de heroína mata. Estos datos te harán entender por qué.
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6. Realmente no sabes lo que compras
En la calle; la mayoría de los proveedores vende la heroína “cortada”; es decir, rebajada con residuos de otras drogas sintéticas o con sustancias como azúcar, almidón, leche en polvo o quinina. Por si fuera poco, recientemente autoridades sanitarias han llamado la atención sobre la mezcla con carfentanil, una droga usada para dormir a animales grandes 10 mil veces más poderosa que la morfina.
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5. No necesitas ser adicto para morir por sobredosis
Debido al uso de jeringas aumenta dramáticamente el riesgo de contraer infecciones —entre ellas la hepatitis B y C y VIH—. Además, debilita las venas y afecta las funciones básicas de órganos vitales como el corazón, los pulmones y el cerebro. Basta sólo probarla para estar expuestos a estos riesgos; sin mencionar que morir por sobredosis es una probabilidad cada vez que alguien se inyecta.
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4. Puede provocar la muerte instantánea
La heroína produce arritmia; cuando el corazón no logra bombear suficiente sangre al cuerpo, la falta de flujo sanguíneo afecta al cerebro y al corazón. La muerte instantánea viene como consecuencia. Debido al placer que produce, los consumidores aumentan la dosis, lo que multiplica el riesgo.
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3. El síndrome de abstinencia que genera la heroína es insoportable
El síndrome de abstinencia es la reacción natural del cuerpo cuando ha sido acostumbrado a recibir una sustancia —desde alcohol, cigarro, cocaína o marihuana—y se le priva de ella. El de la heroína es uno de los más severos. Para ser más precisos, es un estado muy parecido al infierno: ataque de pánico, ansiedad, vértigo, temblores, vómito, calambres musculares, diarrea, dolor de huesos, escalofríos y alucinaciones se encuentran entre los síntomas.
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2. Es la sustancia más adictiva de todas
La tolerancia a las drogas es la capacidad que tiene el cuerpo humano de acostumbrarse a ellas y necesitar más dosis para obtener la misma sensación. Con la heroína, desde la primera vez que se consume, se siente una necesidad física de seguirlo haciendo, cada vez con más cantidad para encontrar el efecto deseado. Cuando la adicción ha llegado a un grado irreparable —algo que no tarda a veces ni un mes— el adicto no puede dejar de consumir y, además, no alcanza el mismo placer .
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1.Es la droga que genera más muertes al año
Cerca de 80 mil muertes al año se deben a ella. Esto sólo en cuanto a víctimas directas del consumo; es decir, personas que sufrieron de sobredosis y murieron. Sin embargo, esta cifra no toma en cuenta la muertes por accidentes, los suicidios —provocados por la desesperación de no poder parar— y tampoco los internamientos en psiquiátricos, hospitales y cárceles, lo que aumentaría el número de víctimas en varias decenas de miles más.
El consumo de drogas es sólo la superficie de problemas emocionales más severos, sin embargo, hay un punto en el que la sustancia afecta al organismo de manera tal que dejar de consumir ya no está en el terreno de la voluntad propia y es necesario pedir ayuda. ¿Vale la pena morir de dolor, confusión y horror por sólo unos minutos de placer? Claramente no.