«Debemos estar conscientes de que en lo único que somos iguales, es en que somos diferentes».
Las redes sociales se han metido en nuestra vida de tal forma que han superado la línea de la comunicación y el entretenimiento. A diario estamos expuestos a imágenes y videos que circulan con velocidad, haciendo de la información un concepto efímero que se desvanece en cuestión de horas. Muchas veces, aunque no estemos conscientes de ello, las redes se convierten en herramientas para fomentar uno de los mayores problemas que enfrentamos día a día en la sociedad mexicana y en el mundo: la discriminación.
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¿En realidad sabes qué es la discriminación?
El CONAPRED define este término como una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo. A veces no lo percibimos, pero todos en algún momento la hemos causado o recibido.
Audrey Nethery tiene 6 años y padece una extraña enfermedad que debe superar día a día, pero su imagen ha sido muy famosa en los últimos años siendo burla.
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¿Quiénes son las personas más vulnerables?
Hay grupos humanos que son víctimas de la discriminación por algunas características físicas o su forma de vida. Su origen étnico o nacional, sexo, edad, alguna discapacidad, la condición social o económica, estado de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil y otras diferencias pueden ser motivo de distinción, exclusión o restricción de derechos.
“Según las estadísticas, cinco de cada diez palabras o frases de odio están vinculadas a la etnicidad, 26 % a la nacionalidad, 6.85 % a la religión y el resto a género, orientación sexual, discapacidad y clase”.
Estas características se engloban en tres factores principales:
1. Estereotipos
Los estereotipos, en pocas palabras, son ideas simplificadas y generalizadas sobre quienes nos rodean, pues se refiere a las personas y no a las cosas que nos rodean. Así que erróneamente perdemos de vista las características individuales de cada persona, esperando o dando por hecho que su comportamiento o forma de ser, tiene que “encajar” con lo que dicta el estereotipo. Un ejemplo es el estereotipo de las mujeres que trabajan en el hogar o el hombre musculoso que va al gimnasio.
2. Prejuicios
Mientras los estereotipo son una serie de ideas, creencias y generalizaciones que pertenecen al plano cognitivo, los prejuicios son una predisposición de tipo afectivo. Es decir, se trata de juicios que emitimos a partir de generalizaciones o sin tener suficiente conocimiento, por lo que nos hacen tener una cierta actitud hacia las personas.
3. Poder
Socialmente se han legitimado formas de ser, actuar y pensar que se permean en todos los aspectos de la convivencia social y dentro de los cuales se esconden estereotipos y prejuicios. Por lo tanto, discriminamos cuando otorgamos mayor valor a nuestras características que están validada socialmente y devaluamos las características de los otros con el fin de ponerlos en una situación de inferioridad para poder dominarlos.
Entonces, ¿esto qué tiene que ver con las redes sociales?
Como te explicábamos en un inicio, las redes sociales se han convertido en la vía perfecta para ejercer y recibir discriminación sin distinción alguna. ¿Cuántas veces has entrado a tu cuenta para ver que alguien más compartió un video de algún caso de discriminación del que fue testigo? O más simple aun, ¿cuántas veces has sido tú quien comparte algún material que se burla de otra persona?
Cada vez que entras a tu cuenta y decides compartir algún tipo de material simplemente porque te dio risa, debes considerar que al hacerlo, estás contribuyendo a difundir mensajes discriminatorios que no tienen nada de inocente o gracioso.
Quizá no lo creas muy grave, pero piensa que cuando lo haces estás fomentando un problema serio. Date cuenta qué dice el texto y también la imagen.
No estás compartiendo un meme. Estás impulsando la discriminación.
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¿Cuáles son las consecuencias detrás de la pantalla?
El anonimato que ofrece utilizar un dispositivo electrónico fomenta en gran parte la reproducción de discursos de odio.
Lo peor es que las consecuencias ante este evidente reflejo negativo de la sociedad, es prácticamente nulo. Aunque algunas de las redes más famosas como Facebook y Twitter han intentado actualizar sus estándares de seguridad y políticas de uso, es imposible controlar lo que sucede dentro de la red y los contenidos han demostrado viralizarse más rápido de lo que éstas pueden actuar.
Para discriminar no es necesario crear el contenido, comentando y compartiendo haces mucho más que eso.
¿Y tú? ¿Qué proyectas en tus redes?