Te levantas de la cama, te bañas, te arreglas, te alistas para salir de casa, pero antes revisas en el espejo que todo esté en orden. Observas con detalle tu rostro, tus ojos, tus labios, después bajas la mirada y miras tu pecho, tu abdomen, tu cadera. Das media vuelta y te miras de perfil, miras tus piernas, tus zapatos, y haces una cara de reproche: no te gusta lo que ves. No te gusta la persona que miras en el espejo. Lo peor es que esto se repite todos los días, todo el tiempo y tiene que parar ahora mismo.
Tranquila. Sí, trabajar con el amor propio puede ser una tarea complicada y cansada, sin embargo, cuando lo logres te prometo que estarás más que bien. Anda, mírate bien y observa lo bonita que estás, mira lo capaz que eres para conseguir todo lo que quieres, mira lo trabajadora y noble. Mira tu corazón, siéntelo, está lleno de amor y de ternura. Nadie es perfecto en esta vida, tú tampoco lo eres, es verdad, pero eres suficiente y hasta más de lo que tú crees.
1. Obsérvate sin prejuicios
Es importante que dejes atrás los comentarios negativos y que puedan destruir tu seguridad. Deja de criticarte y juzgarte, al contrario, mira cada detalle; mira todo lo que te complementa. No importa si no es perfecto, nada lo es, acaríciate, contémplate y acepta lo que miras. Nadie tiene el cuerpo perfecto, no te dejes llevar por estereotipos, ni por las imágenes de exactitud que nos han transmitido desde que nacimos. No te preocupes, no eres la única persona con estrías, o con celulitis, las tienen mil millones más porque son algo completamente normal. Date la oportunidad de mirarte al espejo y decirte un cumplido, sin quejas, sin disgustos, un cumplido que te anime a aceptarte tal y como eres.
2. Valora todo lo que hace tu cuerpo
Tu cuerpo es sumamente poderoso, ¿por qué lo desprecias tanto? Mira todo lo que éste hace por ti. Cada que pienses en una parte de tuya que no te gusta, recuerda cuál es su función y si cumple con ésta. Agradece por ello, pues no tiene que ser perfecto para cubrir con lo que necesitas. Sí, al principio puede que te cueste trabajo, pues no es nada fácil, pero es seguro que encuentres motivos hasta de sobra por los que amarás cada parte de tu cuerpo.
3. Recuerda las partes que te gustan
Este punto es un poco más fácil, pues ya tienes enfoque en las partes que sí te gustan. Tómate un tiempo frente al espejo, contempla todo tu cuerpo y mira todo lo que sí aprecias, mira tus puntos fuertes y deja de concentrarte en tus “defectos”, abrázalos y date cuenta que sí tienes cosas buenas, partes que no son tan imperfectas como tú lo crees. Repite este ejercicio todos los días hasta que llegue el momento en el que toda tú te sientas sensacional.
4. Piensa en un situación en la que tu cuerpo fue amado
Seguro más de una vez has recibido cumplidos de personas que te aman, de aquellas de las que te interesa su opinión. Intenta recordarlos, recuerda cada detalle de ese gran momento que te hizo sentir bien, y transporta esa sensación a ahora mismo. También es importante que recuerdes que no necesitas la aprobación de nadie más que la tuya, sin embargo, el apoyo y motivación no viene mal de vez en cuando. Asocia ese momento con tu imagen, con lo que estás mirando en el espejo en este preciso momento. Abrázalo y no lo dejes ir nunca más.
5. Ama tu cuerpo con la técnica de afirmaciones
Es hora del último ejercicio. Realiza una lista de afirmaciones dependiendo lo que necesites, por ejemplo: “me amo a mí misma tal y como soy”, “tengo las piernas más bonitas”, “soy la mejor diseñadora de la oficina”, etcétera. Olvida cualquier prejuicio que esté rondando ahora por tu cabeza. No es necesario que esta lista se enfoque solamente en tu cuerpo, también puede ser sobre tu personalidad y tus acciones; el objetivo es que te muestres amor y respeto por quien eres, y que no rechaces todo lo que te complementa. Lo que te hacer ser la persona maravillosa que eres, sin importar que sea “bueno” o “malo” ante tus ojos.
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