“Tú mismo, así como cualquier otro en el universo entero, mereces tu amor y afecto”.
Buda
“Amarse a sí mismo es reconocerse y elogiarse verbalmente. Es aprobar totalmente las propias acciones.
Estar seguro de las propias habilidades. Amar el propio cuerpo y admirar la propia belleza”.
Sondra Ray
Se cree que el amor sólo se experimenta a través de una pareja, pero va más allá de eso; cuando no estamos preparados para ponernos en un lugar vulnerable, donde el otro se preocupe de verdad por nosotros, es difícil dejarnos llevar por los sentimientos. El amor no siempre es bello, también nos puede quebrar hasta destruirnos. Por esta razón, muchas veces el temor se apodera de nosotros al darnos cuenta que existe alguien que desea amarnos a pesar de todos nuestros miedos y defectos.
Todos queremos que nos amen pero, extrañamente, una de las cosas más complicadas es no ser duros o crueles con las personas que, de manera genuina, se sienten atraídos a nosotros pero no cumplen con las características que nos atraen de manera repetitiva. Incluso, cuando alguien que no cuenta con patrones que estuvieron o están presentes en tu pareja sentimental, concluimos de inmediato que son sujetos débiles, aburridos o simple indiferencia.
Es justo cuando no tenemos una buena relación con nosotros mismos que solemos creer que las cosas son más sencillas cuando no somos correspondidos; cuando la principal preocupación es resaltar nuestras virtudes y lograr que la persona admirada nos vea con la misma admiración; sin embargo, al ser correspondidos nos sentimos “raros” porque creemos que mostrar lo mejor de nosotros no se percibe a menos que se trabaje todo el tiempo en eso, pero el problema no radica en la pareja, sino en la relación que tenemos con nosotros.
El afecto ajeno puede parecer sospechoso, incomprensible e incluso repulsivo, pues no estamos acostumbrados al buen trato, pues esto no empata con el concepto que tenemos de lo que debería ser una relación amorosa, y eso nos provoca un sinsentido.
El amor es difícil de recibir cuando no estamos convencidos de que merecemos ser amados. En consecuencia, buscamos a aquellas personas que nos hagan sufrir, ya que son conductas que nos parecen normales y familiares; repetimos patrones dañinos, elegimos parejas similares a nuestros padres o figuras de la niñez; así, todo recae en el concepto arraigado que tenemos de nosotros y las personas que nos aman.
Entonces, se vuelve natural convivir en un entorno que nos desvaloriza, y alejamos a aquellas personas que sienten un amor sincero hacia nosotros.
En la parte más primitiva del cerebro humano, cualquier cosa que nos resulte conocida representa una amenaza que muchas veces decidimos ignora; sin embargo, tu mente intenta decirte que aquel individuo, en realidad, te causa miedo.
La mejor forma para superar los temores es enfrentándolos, además de indagar en todas esas cosas “positivas” que la persona que te ama ve en ti, y tú no puedes ver.
No comentas el error de pensar que es especial porque es la única que ve tus virtudes, en realidad, sólo ha decidido estar contigo a pesar de que seas incapaz de reconocerlas. Utiliza la admiración de tu pareja como un espejo y abraza aquellas ventajas que no habías podido observar en ti.
La gente que te valora puede ser el mejor camino para que comiences a valorarte. Date la oportunidad de conocer a los individuos que al inicio no te atraen, pues es el camino más corto para aceptarte y saber lo que no deseas en tu vida.
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El temor es capaz de paralizarnos, por eso descubre la causa de tus miedos y elimínala… Y si te encuentras en una situación complicada en la que terminaste una relación con alguien que considerabas el amor de tu vida, estos 8 pasos que te harán volver con tu ex sin caer en la codependencia te ayudarán.
