Fue el primer artículo eléctrico para el hogar en ser lanzado al mercado, incluso, antes que el control remoto y la plancha eléctrica. El vibrador cuenta con una historia que lo presenta como algo más que un simple objeto erótico. Desde la época de Cleopatra, la necesidad sexual de los humanos los ha llevado a crear objetos para satisfacer estos deseos en cualquier momento. Los griegos fueron los primeros en utilizar objetos fálicos, muchos de sus restos se encontraron durante una excavación arqueológica del antiguo Egipto; en Japón, estos “juguetes” también fueron muy populares. De hecho, dentro de los manuales de sexo japonés se muestran ilustraciones de artilugios para la masturbación y las relaciones sexuales.
Los primeros vibradores que funcionaban con baterías en el siglo XX fueron recetados por los médicos a las pacientes con el síndrome de “histeria”. Lo que ahora conocemos como juguetes sexuales eran utilizados como instrumentos terapéuticos; la “histeria femenina” se diagnosticaba con síntomas como ansiedad, insomnio, mal humor, espasmos musculares, pérdida del apetito, entre otros, era así como los médicos solicitaban a las mujer masajear el clítoris hasta llegar al orgasmo. Este era el único tratamiento para dicha enfermedad. Al haber cierta abundancia de mujeres con este diagnóstico, los doctores, ya cansados de masturbar manualmente a sus pacientes, inventaron los primeros vibradores; en 1869 el doctor estadounidense George Taylor patentó el vibrador a vapor, al que llamaron “the manipulator”; sin embargo, fue años después, en 1880, cuando Joseph Mortimer inventó el primero que funcionaría eléctricamente y que tendría una forma fálica.
Actualmente, los primeros vibradores se exponen en el Sex Museum de Nueva York.
Sin embargo, en aquellas épocas los vibradores no eran tan extravagantes como lo son actualmente; hoy existen miles de diseños con diferentes funciones; el invento de este artículo ha hecho a las mujeres más desinhibidas, pues gracias al autoconocimiento que éste les permite, son capaces de acercarse a diferentes partes del cuerpo, no sólo en los genitales sino en los pechos, muslos, espalda, vientre, hombros, etc.
Como muchos tabúes sexuales, los vibradores son vistos despectivamente aún en la actualidad; en realidad, solamente un 20 por ciento de los adultos en el mundo han utilizado uno de ellos. Lo que probablemente no todos saben es que el uso del vibrador es bastante benéfico; estudios recientes muestran que su uso ayuda a disminuir los síntomas en los procesos de la menopausia y evita la resequedad vaginal, padecimiento que provoca un gran malestar. Al utilizar el aparato, la salud de la región pélvica mejora y se estimula el flujo de sangre en la zona, lo que ayuda a mantener una mayor humedad y mejor respuesta sexual.
Muchas personas confunden a los vibradores con los consoladores, la diferencia principal radica en que los segundos no vibran por sí mismos; sin embargo, los dildos o consoladores tienen una mayor flexibilidad y suavidad al suceder la penetración.
Con la versátil venta de vibradores y consoladores en las Sex Shops, es importante saber su uso antes de comprar alguno, ya que existen de todo tipo y diferentes formas y tamaños; los vendedores en estas tiendas tienen el conocimiento sobre el uso y aplicación del producto erótico.
En 2012 se lanzó una película con la historia del doctor Grandville al patentar el primer vibrador. La cinta está protagonizada por Maggie Gyllenhaal y Hugh Dancy. Fuera del drama romántico, la historia del filme cuenta el origen de este producto.