El sexo sin condón, las pinturas de Frida Kahlo, los productos de Apple, la fidelidad. Unas vacaciones en las Maldivas, la belleza italiana, los libros de Paulo Coelho. Un trabajo fijo, la ropa de diseñador, ser copa D, casarse de blanco, tener ojos azules y la lista podría llegar a las 2 mil palabras si quisiéramos mencionar todo lo que está sobrevalorado.
Así como nuestra especie es polígama, sociable y consumista –casi por naturaleza–, el hombre también es un ser al que se le facilita sobrevalorar todo a su alrededor. La mente tiende a inflar todas las cualidades de lo material, estético, comercial o popular, para convencerse de que eso es lo máximo a lo que debemos aspirar.
¿Qué pasa cuando no se consigue o posee ninguna de esas experiencias, sensaciones o alguno de los objetos sobrevalorados?
Llega la frustración y lo que era un objetivo se convierte en una carga, un obstáculo y una atadura que impide avanzar a quien pretendía alcanzar la plenitud. Por lo menos eso sucede cuando las expectativas durante el sexo no se cumplen. Ya sea que el otro no te dé el placer esperado o que descubras que eres tú el que no es capaz de alcanzar el orgasmo ni de generarlo, la insatisfacción y la sensación de fracaso son inevitables.
Lo irónico es que justo ese punto a través del que se intenta llevar a una mujer al máximo placer, el punto G, está más que sobrevalorado, pues ni siquiera se conoce del todo bien.
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A
En primer lugar encontrar el punto G es muy complicado, tanto para ellos como para nosotras mismas. En esa búsqueda puede que, en lugar de placer, los dedos provoquen molestias o hasta dolor. Una vez que tu pareja o tú encuentren el punto exacto, se debe hacer presión con el dedo o los dedos para estimular el área; no muy fuerte y tampoco muy suave, no muy rápido ni tan lento… es todo un arte.
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B
A pesar de que la biología describe el punto G como el lugar más sensible, el clítoris tiene muchas más terminaciones nerviosas: 8 mil para ser exactos. Además, es obvio que es mucho más sencillo encontrar y estimular el clítoris para provocar un orgasmo, que encontrar el ritmo perfecto para excitar el punto G.
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C
Es posible y más común de lo que se cree, pasar del gozo al sufrimiento cuando se intenta excitar el punto G. Es decir, si no se tiene conocimiento de lo sensible que puede llegar a ser el área y dependiendo de qué tan excitada estás, será el grado de deleite o dolor que experimentes.
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D
Es cierto que se puede llegar al orgasmo a través del punto G, pero también es verdad que el exceso de estimulación en esta parte del cuerpo causa molestias o, simplemente, aburrimiento. Mientras unas llegan al squirt cuando su punto G toca el edén, para otras es imposible acercarse a él si su pareja se concentra en este foco solamente. Es decir, la mayoría de las mujeres espera sentir placer a partir de distintas prácticas que las sorprendan con un orgasmo vaginal, anal o de cualquier tipo.
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E
Está cientificamente comprobado que el clímax femenino no depende del área estimulada, sino de la forma y de qué tanta atención se ponga en las tres áreas básicas para el placer de una mujer: vagina, uretra y clítoris.
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F
En el caso de las mujeres, el estado mental y emocional está totalmente conectado al placer físico que pueda experimentar durante un encuentro sexual. Por lo tanto, si te sientes estresada, preocupada, deprimida, distraída, etcétera, alcanzar el orgasmo se volverá un proceso mucho más complejo y largo.
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G
Tal vez este idílico rincón ni siquiera exista, pues un estudio realizado por el Kings’ College de Londres descubrió que 1,800 mujeres no tenían las bases genéticas del punto G.
Los mitos, las suposiciones y las ideas alrededor del punto G son diversas y hasta opuestas, lo cual comprueba que tanto de la anatomía como de la sexualidad aún se desconocen muchos elementos. Nadie puede darte placer si no conoces tu cuerpo, así que aventurarte a la masturbación puede ser una de las mejores soluciones, si te cuesta llegar al orgasmo. Deja de sobrevalorar lo que dicen los demás, sólo tú puedes descubrir cómo, cuándo y con quién llegas al éxtasis.
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Fuentes
Bolde
Imágenes Mehran Djojan