El futuro podría estar lleno de idiotas y los culpables serían aquellos que se esfuerzan en crear un mundo mejor.
En la escena inicial del filme de culto Idiocracy, dos familias son comparadas: una es de medianos recursos y la conforma un matrimonio inteligente que afirma que no tendrá hijos debido a la situación actual del mundo. La contaminación, economía y los distintos factores sociales les hacen pensar que es una acción estúpida que no sería benéfica para sus crías. La otra es una pareja casual de rednecks norteamericanos, ignorantes, con bajo nivel educativo, que súbitamente queda embarazada; el hombre se involucra con otra mujer de su localidad y tiene otro hijo, creando así un árbol genealógico inmenso de descendientes que, difícilmente, tendrán una mentalidad como la de la primera pareja. El resultado es que en cientos de años la población descendiente de individuos con capacidad intelectual superior sea mínima, mientras que los irresponsables, desinteresados y criados en contextos deplorables se convertirán en los nuevos líderes del mundo.
El escenario que presenta la película es paródico y es una simple suposición del autor Mike Judge, sin embargo, es una hipótesis que ha circulado en la comunidad científica durante algún tiempo, ya que, durante los últimos años, las pruebas generales de IQ que se llevan a cabo en la población han dado resultados mucho más bajos que en cualquier otra época.
De acuerdo con un artículo de News Scientist, los tests de IQ que se hicieron el siglo pasado arrojaban resultados que iban en incremento gracias a la salud pública, a los niveles de nutrición y educación; no obstante, recientemente esas cifras han disminuido drásticamente, provocando la preocupación de quienes analizan esos datos y haciendo que se pregunten qué esta sucediendo y por qué las personas cada vez son menos inteligentes.
Entonces, consideremos por un momento que son ciertas las hipótesis de Mike Judge y la comunidad científica. ¿Cómo es que las mujeres que no tienen hijos causarían una sociedad de idiotas?
Es importante señalar que ningún contexto social asegura que una persona crecerá siendo ignorante o inteligente, sin embargo, sí puede influir en el desarrollo intelectual individual. A pesar de eso, es inevitable pensar que, si los millones de parejas inteligentes que pueden ofrecerle una educación digna, completa, en un contexto social “limpio” a sus descendientes, evitan tener hijos, el resto de los individuos encerrados en grupos de ignorancia en que las oportunidades son mínimas y los ciudadanos son forzados a adoptar una personalidad que no se enfoca en estándares de inteligencia, sino en fuerza bruta y en ser street smart, serán quienes dominen el planeta.
Lo anterior es un pensamiento superficial que podría ser real, pero sólo a un nivel mínimo. Como mencionamos, ningún factor social asegura que alguien sea menos o más inteligente; sin embargo, si consideramos que en algún punto la sociedad de bajo interés intelectual llega a ser dominante, influenciada y auxiliada por la tecnología para los procesos cognitivos que exigen un uso más complejo de la lógica, en el futuro genuinamente podríamos tener una sociedad de idiotas, y la verdad es que no estamos tan lejos de ello.
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Cabe destacar que los estudios que implican que el IQ de la sociedad está disminuyendo, como el que fue publicado en News Scientist, asegura que esto se debe a que las pruebas se están llevando a cabo en personas de mayor edad, las cuales tienen una memoria menos efectiva que los jóvenes. Es decir, el hecho de que la población cada vez tenga una expectativa de vida más larga es la responsable de esos resultados; por el contrario, Stuart Ritchie de la Universidad de Edimburgo aún no descarta la idea de que las mujeres inteligentes sin hijos son la razón principal, especialmente porque dichos tests también se llevan a cabo en la población joven. Lo único que se requiere son más datos, ya que no existen tantos como para tomarlo como una certeza. Asimismo, los causantes del declive podrían ser tanto el temprano acercamiento a las tecnologías como Facebook y los smartphones, y el hecho de que la cultura popular sea tomada como la principal fuente de información para las nuevas generaciones.
Sólo nos queda esperar unos años para ver cuál es el resultado de esa falta de niños que provengan de familias inteligentes.