Este artículo fue originalmente publicado por Olympia Villagrán el 7 de octubre del 2016.
¿Qué debes hacer cuando salvar tu vida significa ponerle fin a tu relación?
Nada se comparaba a lo que sentí el día que me encontré con tu mirada, estabas lejos, pero sólo unos segundos dentro de tus ojos me hicieron saber que eras para mí. De verdad, nada se comparaba… hasta el día en que una fuerza desconocida llegó a sacudirme y dejarme sin una pizca de felicidad. La tristeza me tomó por la espalda y, sin permitirme decir nada, me cubrió la cara; me sentí impotente e inútil, después llegó la rabia a golpearme en el estómago hasta dejarme sin aliento.
Aun después de todo eso yo te seguía queriendo, hasta que la peor de todas las pérdidas me trozó: tu indiferencia. Me viste acostada sin abrir las cortinas ni levantarme siquiera a la cocina durante meses. Abrías y cerrabas la puerta de nuestro cuarto con la seguridad de ver mi bulto entre las cobijas; llorosa, despeinada y agotada esperé a que te acercaras a mí. No lo hiciste y tampoco me pediste que yo lo hiciera y aunque tardé bastante tiempo en darme cuenta, finalmente supe que era momento de dejarme de sentir así por alguien a quien ya no le importaba si yo era feliz.
Las etapas por las que atraviesa una pareja antes de separarse son distintas en cada relación. Sin embargo, todas tienen algo en común: son el inicio de un final inevitable. Y como todo lo que es nuevo, cuesta acostumbrarse a él. Al principio incomoda, irrita y lastima, después llega una especie de resignación que frustra y finalmente empiezas a apreciar esa oportunidad.
Estancamiento
Todo parece gris, lo que antes les hacía sonreír ahora es una simple costumbre. Encontrar una razón para demostrarse afecto es difícil y evitar pelear es prácticamente imposible. Ambos se encuentran con las manos en el mismo timón, pero ninguno tira hacia la misma dirección. Más que tristeza sienten decepción y el aburrimiento abotaga sus días. Dormir es mejor que un fin de semana juntos y por primera vez se preguntan ¿qué sería de sus vidas si no se hubieran conocido?
Ficción
Ambos lo intentan pero a pesar de los esfuerzos ninguno resulta un buen actor. Simulan una conexión que ya no existe, se mienten para no herirse más y esperan que la farsa le gane a la realidad. Pueden pasar horas de lado del otro sin sentirse acompañados, anhelan la emoción que alguna vez nació de su relación y extrañan lo que eran antes de convertirse en una pareja de desconocidos. Simplemente se encargan de aplazar el final.
Guerra
Los dos aceptan que ahora sólo se trata de una lucha de poderes, aunque no saben si el ganador es el que sufre menos o el que hace más daño, ambos compiten. La paz se vuelve una fantasía en su relación y hasta en el silencio se escuchan sus quejas y reclamos. La decepción de los lazos rotos empieza a tener rostro y nombre, pero ninguno admitirá que el problema es cuestión de dos. El respeto pasa a último plano y de amor ni siquiera se habla; aunque ninguno cede, tampoco se atreven a dejarse ir.
Derrota
Entre batallas perdidas y ganadas llega la derrota de su relación, más lastimados que nunca deciden atarse a la tristeza para sufrir juntos. El único consuelo lo encuentran cuando no están cerca y aunque tengan la esperanza de que el tiempo haga lo suyo, cada vez se alejan más de una solución. El amor es un recuerdo que levemente se desdibuja y justo hasta ese punto, alguno de los dos intenta buscar ayuda, aunque sea demasiado tarde.
Aceptación
Mirar atrás ya no tiene caso, mucho menos dar media vuelta para regresar. Por fin descubren que a todo lo que se rompió hoy le faltan piezas, la depresión acapara sus días y la soledad los acompaña cuando intentan dormir. En el insomnio comienzan a recordar los días felices, pero también reviven las palabras y los actos que todavía les duelen. Darse su espacio es una obligación y un posible reencuentro se convierte en un sueño confuso al que ambos le temen.
Separación
El día llega, después de tanto los dos están de acuerdo en algo. Separarse se vuelve la única forma de recuperarse a ustedes mismos y solamente estando lejos vuelven a encontrar un pedacito de paz. La culpa, el arrepentimiento y otros monstruos comienza a aparecer, pero el perdón también se asoma entre la enredadera de emociones con la que lidian todos los días. Pareciera que el final ha llegado, pero el compromiso que alguna vez los unió les ofrece una última esperanza. Después de todo, ambos reconocen que su relación podría merecerse una segunda oportunidad.
Descubrir que tu pareja y tú necesitan separarse es tan doloroso como aceptar que tu felicidad depende de ello. Los años que compartes con alguien se pintan como un tiempo perdido y todo lo que construyeron juntos se desmorona de golpe. Sin embargo, darte cuenta de que era la única forma de encontrar un nuevo comienzo sólo es posible cuando dejas que el destino te coloque donde debes estar y probablemente eso sea lejos de la persona que aún amas.
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