Para todos aquellos que nacimos o vivimos en la década de los 90, hay muchas referencias que son básicas en la cultura popular; una era plagada de jeans rasgados y anuncios de Pepsi o Coca-Cola en todos los grandes eventos deportivos que acaparaban el televisor durante los fines de semana, marcó a muchas almas que hoy recordamos con cierta nostalgia esos años de tardes sin igual. Música, cine y deportes son los espacios que más recordamos en esa década mágica.
Esto lo podemos ilustrar, con temor a sacar una que otra lágrima, con tres personajes icónicos de nuestra infancia o adolescencia: Michael Jackson, Macaulay Culkin y Michael Jordan. Seres que hasta el día de hoy mantienen una conexión extraordinaria entre sus rubros; es decir, cada uno de ellos fue (y sigue siendo) tan grande que no pudieron quedarse sólo en sus terrenos y trastocaron un poco el de los otros, generando imágenes imborrables en la historia del mundo.
Recordemos entonces a Michael Jackson tocando el argot del cine y los deportes, la aparición de “Moonwalker” en los cines y su participación en el medio tiempo del Superbowl, sucesos que sólo lograron hacer más increíble su paso por el mundo. A Macaulay Culkin haciéndonos soñar con aventuras sin igual en “Home Alone” (Mi pobre angelito”) y siendo el protagonista del videoclip para “Black or White” de Jackson. Sin omitir, claro, a Jordan y esas increíbles jugadas que hacían pensar entre la gente que de verdad se podía volar tanto en la cancha de basketball como en las escenas de “Space Jam”.
Cada uno nos dejó enseñanzas y aficiones que difícilmente superaremos en nuestra existencia; pero al que hoy mencionaremos específicamente es a un hombre que después de varios intentos fallidos por sobresalir y demostrar de qué estaba hecho en realidad, alguien que tuvo que hacer frente a un sinfín de adversidades, se colocó en el trono que goza hasta la fecha como, quizás el más grande jugador de la duela: Michael Jordan.
Él es mayormente reconocido por su uniforme rojo de los Chicago Bulls y por innumerables reconocimientos y medallas de gran prestigio en el ámbito deportivo, pero esto sólo pudo haberlo logrado al ser consciente de los esfuerzos que significa llegar al éxito y enfocándose en ser mejor cada día sin importar cuántas veces se caiga. Por ello, también su personalidad mítica está plagada de frases que reflejaron dicha ideología y que todos podemos retomar en esos momentos difíciles cuando pensamos que ya no vale la pena seguir entregándonos.
“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”.
“Tienes que esperar cosas de ti mismo antes de hacerlas”.
“Mi padre solía decir que nunca es demasiado tarde para hacer algo que querías hacer. No sabes qué puedes conseguir hasta que lo intentas”.
“La clave del éxito es el fracaso”.
“Si abandonas una vez se convertirá en un hábito. Nunca abandones”.
“Lo mejor viene de lo peor”.
“Haz que suceda”.
“A veces, las cosas no pueden ir a tu manera, pero el esfuerzo debe estar allí cada noche”.
“Convierte siempre una situación negativa en una positiva”.
“Puedo aceptar el fracaso, todo el mundo fracasó en algo. Pero no puedo aceptar no intentarlo”.
“Si aceptas las expectativas de otros, especialmente las negativas, nunca cambiarás el resultado”.
“Para aprender a triunfar, primero debes aprender a fracasar”.
“Espero que los millones de personas que he tocado tengan el optimismo y deseo de compartir sus metas y trabajo duro y perseveren con una actitud positiva”.
“Siempre he creído que si te pones a trabajar, los resultados llegarán”.
“Todo el mundo tiene talento, pero la habilidad requiere trabajo duro”.
“Una vez tomé una decisión, nunca pensé en ella de nuevo”.
“Yo juego para ganar, ya sea en la práctica real o en el juego real. Y no dejaré que nada se ponga en mi camino y en mi entusiasmo competitivo para ganar”.
“Para ser exitoso tienes que ser egoísta o nunca conseguirás nada. Y una vez que llegues al nivel más alto, tienes que ser generoso. Mantenerte en contacto. No aislarte”.
“Construyo mi talento a hombros del talento de otros”.
“Todos volamos. Una vez que dejas el suelo, vuelas. Unas personas vuelan más que otras”.
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