Antes de ser una princesa adoptada por Disney, “Rapunzel” fue una tétrica historia creada por los hermanos Grimm:
Este era un matrimonio joven que, después de muchos intentos, estaba esperando una bebé. La futura madre, antojadiza, miraba con anhelo unos pequeños frutos que se asomaban del patio de la casa trasera, donde habitaba una temible bruja. El esposo —quien no quería que a su enamorada le faltara nada— brincó la cerca para robar el alimento. Cuando la hechicera se dio cuenta del hurto, amenazó al futuro padre diciéndole que para liberarlo, debía regalarle la hija que esperaban, a lo que él accedió.
Rapunzel sería el nombre de la bebé a quien la bruja llevaría a una enorme torre aislada del mundo exterior. Según esta versión, desde pequeña sufrió abusos físicos y emocionales de toda clase. Un buen día, el hijo del rey escuchó a la chica de largos cabellos cantar; colgando de su cabello, subió hasta a ella y le propuso matrimonio, ella aceptó.
La madrastra, al darse cuenta, cortó el cabello de la joven y la escondió en el bosque. Cuando su feliz prometido regresó por ella para que huyeran juntos, la bruja dejó caer el enorme cabello por la ventana, engañando al joven. Al subir, la bruja lo esperaba para asesinarlo. El huyó saltando por la ventana pero cayó a un arbusto de espinos cuyas púas le entraron en los ojos, quedando así, ciego.
Cruel historia, ¿verdad? Pero prepárate, porque cuando sepas las horribles cosas que a veces le haces a tu cabello sin darte cuenta del daño que le ocasionas, quedarás mucho más horrorizada que con lo que acabas de leer. Aquí algunas de ellas:
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Lavar diario tu cabello
Según Vogue, entre más laves tu cabello, más va a ensuciarse. Sucede que el cuero cabelludo libera aceites naturales necesarios para evitar la resequedad en el resto del pelo. Por eso, si lo lavas con shampoo todos los días estás evitando que esto ocurra. No hay ningún producto que sustituya la tarea fundamental de este hidratante natural. Entonces, si no quieres un cabello seco, quebradizo y sin vida, dale al shampoo al menos un día de descanso. Si crees que no soportas sentirlo grasoso, usa shampoo en seco o lávalo sólo con un poco de acondicionador en las puntas.
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Cepillarlo desde la raíz
Diario debes cepillarlo, pero nunca desde la raíz, dijo Xavi García, experto en la salud del cabello para S moda. Si bien los aceites segregados por el cuero cabelludo son necesarios para que nuestra melena crezca, esparcirlos no servirá de mucho, sólo para que luzca grasoso. También es mejor que lo hagas cuando el cabello esté mojado o, en su defecto, humedecido por algún producto hidratante. Hazlo con un cepillo plano hecho con cerdas naturales. Nunca de los nuncas lo hagas con el cabello seco, puedes romperlo.
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No lavar tus cepillos
Sí, aunque no lo creas, el cepillo que usas todos los días puede ser un foco de contaminación para tu cabello. Las pequeñas cerdas almacenan la suciedad que se va acumulando por días y días. Entonces, cuando vuelves a pasarlo, todos los microorganismos acumulados por días se van esparciendo por tu pelo, lo que además de ser algo un poco asqueroso, afecta de manera notable su apariencia. Es necesario que al menos una vez a la semana laves tus cepillos.
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Usar siempre calor
Planchas, tenazas, secadoras. Está bien que las uses, pero no todos los días. El abuso de calor afecta tu cabello de manera a veces irreparable. Esto porque se debilita la cutícula que lo protege y además, eliminas las proteínas que lo hacen lucir sano, mucho más si sometes tu cabello a estos procesos sin un protector. Si te es necesario alaciarlo u ondularlo con calor, procura hacerlo con un tratamiento de por medio.
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Comer mal
Sí, tu alimentación también afecta la manera en la que luce tu cabello. Aunque te compres los productos más caros y exclusivos, si no está fortalecido desde dentro, no habrá mucho que puedas hacer. No es que haya uno o dos alimentos “mágicos” para hacerlo lucir increíble, sino que una alimentación balanceada e integral hará que luzca sano y, por lo tanto, bello.
Dormir con el cabello mojado, enredarlo bruscamente en una toalla después de lavarlo y teñirlo de manera constante sin usar tratamiento de por medio también son hábitos perjudiciales. Debes comprender que se trata de filamentos vivos; que también tienen necesidad de nutrirse, respirar y claro, tratarse con cuidado.
No es que tengas que ir al salón de belleza todos los días, sino que integres rutinas de cuidado que aplicas en tu cuerpo y en tu melena y evites estas costumbres nocivas que quizá haces todos los días porque no lo sabías.
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