Toma todo lo que has aprendido de autoestima y tíralo a la basura. Si quieres ser más exitoso, no sentir pena y amar lo que haces, quererte más no sirve de nada; olvida los videos motivacionales de la semana y quema esos libros que compraste en uno de tus días grises. Ningún precepto en la literatura o programa de motivación te va a ser verdaderamente útil en la vida. ¿Por qué? Porque si prestamos un poco de atención, lo que hacen esas frases de felicidad y empuje es provocar más problemas que soluciones.
“El punto débil del autoestima es justamente ése; que se define en la competencia y en la comparación, sembrando en tu mente la idea de que sólo eres increíble cuando lo haces mejor y por encima de los demás”.
Kristin Neff, catedrática de la Universidad de Austin, Texas, es una experta en estos temas y su investigación demuestra que la destrucción es más probable gracias a la noción que tenemos de autoestima. Contrario a lo que solemos pensar, este concepto –y su práctica– puede generar más conflictos a tu interior que arreglos en el exterior; de hecho, puede poner en tu contra a la persona más vil, juiciosa e hiriente del planeta para exigirte lo impensable: tú.
Lo malo en la autoestima
Para empezar, ésta no siempre está de tu lado en todo momento. Si no sientes a la fortuna o el éxito de tu lado, seamos sinceros, no te amas tanto; según Kristin, la idea que tenemos de esta facultad está trucada pues sólo es útil cuando no la necesitas. Sólo cuando consigues algo fantástico es que aprecias lo que eres; cuando fallas, te criticas bastante.
“En cambio, resulta que el autoestima logra realmente algo, pero no resulta tan benéfico como se espera: narcicismo”.
El punto débil de la autoestima es justamente ése; que se define en la competencia y en la comparación, sembrando en tu mente la idea de que sólo eres increíble cuando lo haces mejor y por encima de los demás; lo cual es absurdo, porque en realidad no todos podemos estar por encima de la media al mismo tiempo; siempre hay un arriba y un abajo.
Y en ese engaño es que se ha supuesto que el autoestima es capaz de prevenir actos dañinos o graves decisiones; sin embargo, con base en los datos de una iniciativa en California por demostrar que enseñando formas de estima y cuidado personal se podían prevenir en niños adicciones o rasgos delictivos, se probó que todos los esfuerzos involucrados fueron en vano. El autoestima sólo viene después de los actos en sí (rehabilitaciones, ayuda a algún conocido, etcétera), nunca antes.
“Es innecesario aplaudirnos por todo u ocultar que a veces tropezamos, aunque nos flagelemos por dentro. Lo único verdaderamente útil es practicar la compasión hacia uno mismo”.
En cambio, resulta que la autoestima logra realmente algo, pero no resulta tan benéfico como se espera: narcicismo. Nos restriegan tanto en la cara que debemos amar lo que hacemos y adorarnos siempre para ser mejores, que de acuerdo con un análisis de personalidad, en los últimos 20 años el número de personas que cree que es lo máximo y que nadie podría hacer lo ellos hacen ha incrementado un 65 %. Sí, está bien, pero no hay que exagerar; todos podemos fallar y eso no es un pecado.
Autocompasión
Respondiendo entonces a lo que aparece en sus estudios, Neff dice que es innecesario aplaudirnos por todo u ocultar que a veces tropezamos, aunque nos flagelemos por dentro. Lo único verdaderamente útil es practicar la compasión hacia uno mismo. Su investigación ha demostrado que es perdonarse cuando las cosas salen mal es más efectivo que romperse la espalda cada que no obtienes lo que esperabas.
Qué hacer
Entonces, para compadecerte –que no es lo mismo a convertirte en un conformista– y encontrar un equilibrio entre entendimiento y amor propio, puedes poner en práctica los siguientes puntos retomados de la conclusión a la que llegó Kristin:
a) Reconoce que no todo te saldrá bien siempre y que las oportunidades nunca se acaban; así no te sentirás inútil o inhábil para algo.
b) Pide perdón por tus errores; a ti y a los demás. Eso ayudará a que no te avergüences con facilidad.
c) Olvida que todo debe ser perfecto. No pongas grandes metas donde no puede haberlas.
d) Cuando te compadeces lo suficiente, tienes más posibilidades de ser feliz y de estresarte menos.
e) Perdonar tus intentos fallidos te quita la desconfianza y evita tus impulsos por procrastinar.
f) La autocompasión no te hace débil; al contrario, evita traumas y enojos sin sentido. Así que pide ayuda y otórgala cuando sea necesario.
g) No te compares con los demás. Cada quien obedece a razones distintas para ganar o perder.
h) Sé amable con los demás y contigo. No provoques inseguridad a donde quiera que vayas.
Uno de los puntos más fuertes en la teoría de la profesora es que podemos tomar la Regla de Oro para la convivencia, el Imperativo Categórico según Kant, y hacerlo al contrario; en vez de tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti, trátate como tú sueles tratar a los demás. De esta manera romperás dos metas esenciales: te harás consciente de tus actitudes y mejorarás tu actitud ante muchos contextos. Admite que fracasas y sigue adelante. Para dicho ejercicio, quizá te convenga revisar también estas 8 preguntas que debes responder para saber si estás feliz con la vida que tienes y 10 consejos budistas para ser feliz en un mundo asfixiante y caótico.