En la obra de Haruki Murakami se han abordado un sinfín de temas pero ninguno de manera tan prodigiosa como la madurez; en este proceso tomamos consciencia de nuestras acciones en el pasado, en el presente y de qué manera repercutirán en nuestro futuro.
Murakami explora este tema de una manera distinta a otros temas exhibidos en sus cuentos y libros, mientras la madurez resulta ser un protagonista en sus textos, otros temas son parte de un universo más grande. El tema de la madurez se manifiesta en forma de catarsis que se experimentan de la forma más humana posible a través de los suicidios, relaciones sentimentales que lastiman, y otras que sanan, y los recuerdos que parecen –y son- los fantasmas más dañinos y ocultos que podemos tener en nuestro subconsciente y que nos atan a la gente que nos importa o nos llegó a importar.
En Norwegian Wood (Tokio Blues) nos damos cuenta de lo expuesto con anterioridad, Watanabe –el protagonista de la obra- después de pasar momentos turbios, en su vida surgió la calma pero eso no significó la llegada de cosas “buenas” o “malas”, sólo momentos y sucesos moldeables a las decisiones de dicho personaje; madurar fue su elección cuando decidió superar todas las atrocidades que pasaban cerca de él y aprendió a sobrellevarlas, muy a diferencia de los otros personajes de la obra, quienes sucumbieron ante el abismo y su final fue una verdadera tragedia.
El autor también nos habla sobre la madurez a través de sus cuentos y no lo hace en un plan de auto superación, pues nos muestra que la cosa más dañina para la salud mental y física puede ser la detonante de una serie de sucesos que arrastran cosas de la vida de los demás; Murakami me recuerda a esa frase de un anime japonés: “En el momento en que creas lazos con alguien, tu vida ya no es sólo tuya”, de esta manera se llega al punto crucial de lo que, como ya mencioné, es saber elegir no sólo acciones, sino cómo nos sentimos respecto a las cosas. Están aquellas personas que eligen vivir de algún modo, otras que eligieron ya no vivir y los que eligen resistir con la única “condición” de hacer las cosas lo mejor posible, no sólo físicamente, sino para mantener y permanecer en armonía social y personal.
Claro es, la existencia puede tener diferentes contextos, pero cuando alguien se lleva algo de ti, depende de ti seguir caminando, irte o llevarte algo de alguien más. Tal parece que Murakami invitara a no ser la víctima y a madurar, saber crecer y aprender. Experimentar todo tipo de cosas que podamos y en el momento de sentir insatisfacción en cualquier ámbito, irse de la mejor forma y no arrastrar contigo a nadie. Como había dicho ya, crecer es algo tan raro y difícil que no todos lo pueden aceptar y hacer, pero cuando lo entiendes, estás dispuesto a todo. Como dijo un día J.L Sallinger: “Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, mientras que el hombre maduro aspira a vivir humildemente por ella”.