«La práctica de un hombre sentado en transporte público u otro sitio con sus piernas bien separadas, ocupando más espacio del que necesita y evitando a otras personas de sentarse», así es como el diccionario Oxford define al ‘manspreading’. Por esta razón, crearon una silla que enseña a los hombres a sentarse.
Aunque todos tenemos la libertad de ser nosotros mismos, hay reglas sociales que en ocasiones las rige el sentido común, pero desafortunadamente hay muchas personas que no lo tienen, como pensaríamos quizá en los hombres que deciden abarcar el espacio de tres asientos en el transporte público; el que le corresponde y dos laterales, uno para cada pierna, larga y estirada, sin posibilidad de que otra persona sea hombre o mujer, joven o no, ocupe los asientos aledaños.
Si te has encontrado con esta situación, estarás de acuerdo en que realmente es molesto ver a esos hombres sentados como si nada sucediera, porque de hecho no están conscientes de lo egoístas que están siendo.
La silla feminista
Esta silla fue elaborada por Laila Laurel, una chica de 23 años egresada de la carrera de Diseño de la Universidad de brighton, que además se considera feminista pues busca la igualdad de género y erradicar costumbres machistas a través de sus diseños, considerando que esta disciplina también puede ser una herramienta para educar.
Esta silla no es como cualquier otra, aunque quizá para sentarse los hombres tendrían que arreglárselas, para una mujer sería pan comido… lo único que tiene de diferente es la parte externa, la cual es más angosta, obligando a sus usuarios a cerrar las piernas para que estas no queden suspendidas o se compriman por sus extremos ligeramente altos.
«Con mi conjunto de sillas, esperaba llamar la atención sobre el hecho de sentarme para hombres y mujeres e inspirar la discusión sobre este tema», cuenta la diseñadora especializada en impresión 3D.
Por el diseño de esta silla para controlar el manspreading, Laurel recibió el premio Belmond de Nuevos Diseñadores 2019.
«Un diseño audaz y orientado a un propósito que explora el importante papel del diseño en el espacio informativo, el comportamiento de una persona y los problemas de la sociedad de hoy», menciona el jurado de los premios Belmond.
Y para ellas…
Laurel no sólo diseñó la silla de punta angosta, tiene otro modelo que permite a las mujeres conocer qué se siente al sentarse de esa forma, la cual, por el contrario de la primera, en su parte externa es más ancha que en la parte del respaldo.
La reflexión…
Con este diseño no se busca que todos los hombres corran y compren uno de estos ejemplares para poder aprender a sentarse de manera normal, y dejarle un espacio a los demás. Simplemente se trata de un artefacto que abre a la discusión este tipo de conducta considerada machista y que es difícil de tolerar.
Y por el contrario, con la silla para las mujeres, no significa que sea su oportunidad para abrir las piernas ‘en venganza’ o como símbolo de protesta a todas las que han tenido que pasar en el metro o en el autobús…
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