“Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento” .
Eleanor Roosevelt
Todos conocemos el nombre de la mujer que cuestionó y posteriormente olvidó la única regla impuesta en el edén. La mujer que fue deshonrada por el antiguo testamento a causa de su falta de obediencia y después fue perpetuada como símbolo de debilidad, al igual que el resto de las mujeres.
Eva, madre y fuente de vida; entrenada para la sumisión, el decoro, la castidad y para vivir eternamente en un paraíso, cuyo único propósito de su creación era ser la compañía de alguien más… parece ser razón suficiente para pasarse al lado oscuro de la fuerza y probar el fruto prohibido.
A pesar de ser catalogada como la mujer que corrompió y manipuló la buena ética de Adán, es importante resaltar las enseñanzas que nos dejó:
Seguir nuestro instinto y darle peso a nuestro sentir
Acoplarnos, integrarnos y perseguir la línea que ya ha sido trazada por otros parece ser el sendero que le da sentido a nuestra existencia, aquella pieza faltante en nuestro rompecabezas que, de alguna manera u otra no calza a la perfección, porque si bien es signo de “sensatez” adaptarnos a todo canon para llevar una vida moralmente correcta, es también signo de debilidad callar lo que el alma grita. Seguir nuestro instinto es importante, tomar nuestras decisiones sin permitir influenciarnos por comentarios o reglas impuestas es importante para dibujar nuestro propio camino.
Cuestionar nuestra realidad es vivir sin imposición
Muchas de nosotras hemos decidido adoptar como condición sine qua non las convicciones de nuestra cultura, sin darle paso a la duda, al cuestionamiento, al discernimiento… al alma misma, como si fuera más sencillo ser adoctrinados que replantearnos un nuevo estilo de vida, con nuevos ideales y pensamientos desarraigados a nuestro sistema de creencias. Es de gran importancia cuestionar, pues sólo así lograremos evitar imposiciones externas que nos impidan llevar la vida que deseamos.
El valor no es exclusivo de las grandes hazañas, así como quebrar una regla no es señal de debilidad
Poner en tela de juicio una creencia y romper con ella, adentrándonos a lo desconocido, a nuevos paradigmas por descubrir sin importar las consecuencias que conlleve, es vestigio de valentía e inmensa fortaleza. No se necesita luchar contra un dragón de tres cabezas para demostrar que se tienen agallas; en su mayoría, los actos heroicos s convierten en cómplices de nuestro ego, donde la necesidad al reconocimiento externo se disfraza de una causa noble. Por tanto, enfrentarnos a los estereotipos que nos fueron impuestos, a nuestros credos más profundos, así como a nuestras percepciones más agudas se puede convertir en el mayor acto de coraje.
La libertad es una elección
La fruta prohibida es conocida también como la fruta del conocimiento, aquella que les daría conciencia y libre albedrío para tomar decisiones sin importar si esto los llevara a equivocarse o a acertar. Es posible que en el paraíso vivieran eternamente felices, sin atravesar dificultades, esforzarse lo suficiente o conocer las adversidades pero, ¿qué clase de aprendizaje o crecimiento personal se puede obtener dentro del resguardo que nos ofrece la zona de confort ?
A veces, el sacrificio nos hace despertar y ver más allá de lo que tenemos al frente, y es justo aquí cuando digo: “ Eva nos quitó la venda”. Con su ejemplo hemos comprendido a lo largo de la Historia que la sumisión no es sinónimo de pureza, pues luchar, equivocarnos y tropezar para aprender a levantarnos se logra sólo a través de la experiencia, la osadía y la audacia.
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Si bien es cierto que en la actualidad la figura de la mujer ha ganado respeto en la sociedad y poco a poco logra enaltecer su presencia, esta lucha debería quedar ya en el pasado, por esta razón te compartimos A todas las feminazis y La putada de ser puta, textos que nos llaman a la reflexión sobre el momento que estamos viviendo.