Por culpa de un patán, me he negado al amor por 5 años y no creo cambiar de opinión en unos lustros más. Mi experiencia con el sexo opuesto ha sido menos que gratificante. Me han hecho sentir la más deseada del mundo, no lo niego, pero al mismo tiempo, me he sentido la persona más horrenda sobre la tierra. He sido pretendida por chicos realmente guapos, otros con cuerpos esculturales; me han intentado conquistar cerebros escasos, chicos cultos y metaleros. Hombres mayores, pubertos y hasta una mujer. Entonces con “tantas” opciones, ¿por qué me sigo negando? Soy una fiel creyente de que los hombres son diferentes entre sí, no todos son patanes. Mi padre es el mejor ejemplo. Con 50 años de vida y 25 de matrimonio, sigue queriendo a mamá como el primer día. Se besan, se abrazan y hacen planes día con día. Sin embargo, la mayoría de mis experiencias están muy alejadas de un bonito recuerdo.
Cuando te hacen daño una vez, quedas marcada para siempre. Pero si te lastiman en cada relación, entonces hay un problema mucho más grave: la del error es una misma. No quiero decir que las mujeres tenemos la culpa de que nuestras relaciones fracasen, la culpa es de dos. No obstante, la soledad es el mayor aliciente. A veces, los amigos toman su rumbo, la familia continúa con su vida y solo queda sentarse a esperar a que alguien se acuerde de ti. Entonces, llega una persona a la cuál no estás segura de querer. Aún así, enrollas el corazón en cinta y se lo entregas esperando que lo cuide y lo mantenga vivo. Es un contrato: tú le das una novia y él te da compañía. Es lo peor que puedes negociar: tu tiempo.
Con creces, aprendí que es mejor estar sola a tener que toparme patán tras patán. Desde el más básico que se siente gracioso y te baja la blusa en medio de la pista de baile, hasta el más hiriente que aún cuando van tomados de la mano con toda la ilusión puesta en su relación, él te pregunta si ya viste lo sexy que es la chica del otro lado. Pero sin afán de hacerme menos, de esas experiencias aprendí muchas cosas que ahora puedo poner en práctica antes de enamorarme.
1. Aprender a escuchar cuando alguien te alerta sobre la situación.
“Reconozco que hice malas elecciones de pareja, no escuchaba cuando me decían que él estaba mal. Me encapriché con alguien y era alcohólico”.
-Liliana–
2. Aprendí a respetarme. No tengo porqué ser humillada.
“Anduve con un chico que me pegaba y me humillaba en todo. Después de tener relaciones me comparaba con su ex novias, pero un día llegó al extremo cuando me comparó con una prostituta . Si pudiera regresar el tiempo, llegaría dándole una patada voladora”.
-Lola
3. No confiar demasiado rápido.
“Una vez le conté todo a un chico con el que recién salía. Al otro día, sin mentir, sus amigos hacían chistes sobre mis cosas”.
-Fernanda
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4. Aprendí a saberme valiosa, con todo y defectos. Si le intereso a alguien no le importarán mis fallas y me ayudará a mejorar.
“Aprendí a diferenciar entre un caballero y un patán: el caballero siempre te va a buscar a ti, te presumirá y se preocupará porque llegues bien a casa o comas sanamente. A un patán no le importas, si él se siente bien, es suficiente”.
-Mariana
5. Aprendí a comprometerme con quien quiera hacerlo también. No entregar el corazón a todos.“Un patán se dedica siempre a ligar y jamás estar con alguien enserio, no les interesa y no es parte de su vida”.
-Brenda
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6. Aprendí a no escuchar rumores. Ignorándolos se irán poco a poco.“Muchos le inventan a sus amigos cosas que no han hecho contigo para sentirse el más importante de la manada”.
-Abigail
7. Aprendí a dejar las cosas claras desde un principio y a poner reglas que los dos debemos cumplir.
“Un tiempo tuve un fuckbuddie. Todo iba bien, pero llegó un momento en el que me trataba como un objeto sexual. Ambos lo éramos, lo sé, pero ni siquiera me había saludado y ya tenía la mano dentro de mi pantalón”.
-Belén
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8. Aprendí a hablar cuando algo va mal en la relación. La comunicación es primordial.
“Cuando te decepcionan, te niegas a verlo. Aún así sigues con él. Si no le dices nada, él seguirá haciendo cosas más decepcionantes hasta que te harte. Si no es que antes, en su locura, él te bota primero”.
-María Fernanda
9. Aprendí a tomarme mi tiempo para conocer personas y no correr. Nadie me persigue.
“Es como cuando tienes hambre y vas al super, tomas lo primero que ves”.
-Carolina
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10. Aprendí que no debo estar en lista de espera. Si alguien es tan importante para mí, puedo ser lo más valioso de su vida también.
“Si sale con veinte chicas para ver con cuál se da algo, o si tiene chica y la oculta o peor aún, si es cínico y te pide seas su amante, ¡aléjate! Mereces ser el único pensamiento de alguien, no el segundo, tercero o más”.
-Fabiola
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La opinión de todas las chicas anteriores y la mía son basadas en experiencias que hemos vivido. Si bien he sido poco afortunada en el rubro sentimental, no quiere decir que todas las relaciones y hombres en el planeta serán igual. Tal vez tengo malos hábitos o sigo un patrón, sea cual sea la razón, me han dejado enseñanzas que poco a poco puedo ir poniendo en práctica.
Esa es mi experiencia pero, ¿cuál será la versión de ELLOS, qué pensarán de mí?
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Cambia de hábitos y deja de salir con patanes, sí se puede. ¿Sabes qué es lo que convierte en patán a un hombre? El miedo y otros sentimientos similares.