El mundo se divide en dos: el primer grupo es el de quienes no pueden despegarse de las redes sociales y por lo tanto –como una extensión de sus manos– llevan el celular a cualquier lugar y en todo momento con ellos. El segundo es de aquellos que rechazan todo lo que tenga que ver con canales digitales de comunicación y evidentemente con los gadgets empleados para conectase. Ambos bandos intentan llevar una relación importante y sólida con amigos, parejas y familiares; sin embargo, sólo quienes son partidarios de las aplicaciones pueden exponer y compartir en tiempo real su propia imagen con todos ellos, o bien, con el mundo entero.
¿Crees que el uso –muchas veces desmedido– de las redes sociales es únicamente parte de una moda, de una necesidad de inclusión, de un desarrollo tecnológico o de un fenómeno social en ascenso? Utilizar distintas aplicaciones, compartir información, interactuar con otros usuarios y subir videos o selfies es parte de una transformación inevitable, pero también de una decisión propia. Esa elección está fundamentada en distintos rasgos de la personalidad, educación, experiencias y preferencias de cada una de nosotras. El número de horas que pasamos frente al teléfono móvil son un claro reflejo de nuestro estilo de vida, mientras que la cantidad y calidad del contenido que compartimos es lo que define el tipo de mujer que somos.
Por otro lado, definir a la mujer moderna –misma que muchas intentamos ser– es mucho más complejo de lo que parece. En primer lugar, ésta se aleja de cualquier estereotipo apegado a la mujer perfecta o bien, a la delicada y soñadora princesa de Disney. Ella es tan capaz como cualquiera y el fracaso sólo la lleva a superarse a sí misma. La mujer moderna toma cartas en el asunto; como dijo Margaret Thatcher alguna vez: “Si quieres que se diga cualquier cosa, pídeselo a un hombre. Si quieres que se haga algo, pídeselo a una mujer”.
No se trata de una competencia contra el género u otras mujeres, sino consigo misma. Pero ¿qué tanto nos ayudan o afectan las redes sociales, es seguro exponernos de esa manera, es redituable compartir con otros parte de nuestra intimidad? La respuesta –aunque es personal– podría ser sí, siempre y cuando se mantengan claros los límites en cuanto al uso de estas aplicaciones. La revista “Vogue US” publicó un artículo en el que se definen los 5 mandamientos que todas mujer moderna conoce y sigue respecto al uso de sus redes. Finalmente, en medio de esta ola de inmediatez y exacerbaciones ¿cómo saber en qué momento parar o seguir formando parte del mundo digital?
–
5. Asegúrate de conocer el lugar en el que estás o el que vas a visitar
Es obvio que asistir al Fashion Week amerita una publicación, pero no todas las invitaciones, reuniones o eventos son tan glamorosos como para crear historias en Instagram o snaps. Discierne entre elegancia y morbo, recorre los pasillos del lugar en el que estás, toca las paredes, mira el piso, sube las escaleras y sólo si estás segura de haber encontrado un espacio realmente interesante publica algo. De no ser sí déjalo ir, no te aferres a llenar el timeline de tus contactos con basura.
–
4. Sé tu propia jueza y califica todo lo que vayas a compartir en redes
Justo al terminar de editar una fotografía con 5 filtros, después de escribir sobre algún snap o al terminar de escribir una frase en tu estado de Facebook, revisa el contenido y pregúntate ¿está bien escrito, se ve estético, es interesante, educativo, original o gracioso? Si no estás segura de esas respuestas intenta colgar algo en la red en otro momento.
–
3. Recapitula y asegúrate de que el contenido que publicarás no es ofensivo para nadie (incluyéndote)
Tal vez tus intenciones son las mejores, pero al tratarse de redes sociales no es difícil malinterpretar todo lo que vemos cada segundo. Si se trata de un chiste racista, una fotografía que evidencía a alguna de tus amigas o un par de palabras que se burlan de una situación por la que estás pasando, ahórrate la publicación. Aparte de ser de mal gusto evitarás arrepentirte de algo que verán miles de personas más adelante.
–
2. Identifica los momentos en los que es buena idea usar tu celular y en los que debes estar realmente presente
Sacar tu celular del bolso y ponerle más atención a tus redes sociales que a la conversación es una falta de respeto para quienes te acompañan. Habrá momentos que todos querrán capturar con sus cámaras para después cargarlos a sus redes, pero habrá otros en los que deberás enfocarte en una conversación real y no en un intercambio de emoticones por Whatsapp.
–
1. Jamás arriesgues tu seguridad por empeñarte en utilizar las redes sociales
Abusar de las selfies no sólo connota tu baja autoestima, también es parte de un acto irresponsable en el que te expones todo el tiempo. Registrar tu ubicación en redes seguida de una selfie te hace el doble de vulnerable, no sólo en la parte digital sino en el mundo real. Evita publicar cada uno de tus pasos y sólo comparte una fotografía cuando se trate de una ocasión especial que en verdad quieras compartir con los demás, de no ser así limítate a guardarlas en la memoria de tu teléfono.
Todos estos consejos son los que te convertirán en una mujer moderna que conoce su valor como ser humano y que domina el mejor uso que puede darle a sus redes sociales. Si realmente no crees en las consecuencias que puede tener el uso desmedido del mundo digital lee sobre la forma en que las redes sociales vigilan tu vida y conoce las señales que indican que padeces el síndrome del miedo a “perderte algo” en Facebook.
*
Fuente:
Vogue US