¿Por qué estamos tan obsesionados con el orgasmo? Tal vez sea que la necesidad de sentir placer es un acto reflejo viene desde el seno materno: el radiólogo Israel Meisner descubrió en una serie de ecografías que los fetos de ambos sexos acarician sus genitales de manera rítmica. Al crecer, desarrollarnos y buscar el goce sexual, el orgasmo (en especial el femenino) aparece como el tesoro añorado, un misterio impenetrable destinado sólo a unas cuantas dichosas.
Tal vez hayas experimentado más de uno y no te hayas dado cuenta por prestar atención a los mitos en torno a él. Date cuenta que los placeres en sí mismos, en menor o mayor medida, son orgasmos. A continuación veremos cuáles son los mitos más recurrentes para desentrañar el gran enigma de la sexualidad humana:
Mito: Existe el Punto G
Realidad: No existe una ubicación anatómica hipersensible en la anatomía femenina
El mayor secreto de la sexualidad femenina es blanco de constantes debates: Vincenzo y Giulia Puppo, investigadores del departamento de Biología de la Universidad de Florencia, afirma que el punto G no existe. “Un fraude científico que se ha convertido en el centro de un negocio multimillonario”, han dicho. Al mismo tiempo, están los que afirman que el punto G sí existe. Annabelle Knight, sexóloga y experta en relaciones de Lovehoney, dice: “Ha habido estudios que han puesto en entredicho su existencia, pero ya han sido sobradamente refutados. No todas las mujeres tienen un punto G, pero el 60% de ellas sí”; no obstante, los Puppo llevan ventaja cuando aseguran que no existe ningún indicio anatómico de su naturaleza y ubicación en el cuerpo femenino.
Mito: Existen distintos tipos de orgasmos
Realidad: Es posible sentir un orgasmo con distintos tipos de estimulación, pero su mecanismo es el mismo
Sí: has escuchado hablar del orgasmo de clítoris, vaginal, anal, de senos o el que ocurre únicamente con una sesión de besos apasionados, pero eso no significa que puedas tener distintos tipos de orgasmos. En realidad, el órgano encargado de convertir estos estímulos en una experiencia placentera y excitante es el mismo en todas las ocasiones, el cerebro; no obstante, puedes alcanzar el clímax a partir de distintos tipos de estimulación. Todo es cuestión de que descubras cuáles son las zonas erógenas de tu anatomía y en qué momento puedes estimular alguna de ellas.
Mito: El orgasmo sólo se alcanza con la penetración de un pene grande
Realidad: El orgasmo difícilmente se consigue con la penetración, sin importar el tamaño del pene
Nada tiene que ver el tamaño del pene con el orgasmo, ni siquiera si es un pene. Un par de dedos, unos labios o lengua e incluso un instrumento con pilas basta para estimular el clítoris y los tejidos eréctiles circundantes de tal manera que la mujer pueda llegar a una sensación de extremo placer.
Mito: Sólo hay orgasmo mediante la penetración
Realidad: es la técnica que provee menos orgasmos
Afortunadamente para una mujer, el orgasmo puede llegar a través de otras vías: besos y caricias pueden ser suficientes para un éxtasis inolvidable. Olvida la idea de que sexo es igual a penetración en todos los casos. “Todos nuestros sentidos influyen, una clave para ellos y que siempre repito es que: nosotras tenemos el clítoris en los oídos”, afirma la sexóloga Martha Mejía.
Mito: Los orgasmos múltiples sólo son para algunas mujeres
Realidad: Conoce tu cuerpo y nunca faltará el placer
Toda mujer puede experimentar más de un orgasmo en una sesión, pero para ello se necesita estar plenamente relajada y no buscar el orgasmo como único fin de un encuentro sexual, pues eso lleva a pensar que si no se presenta entonces el encuentro habrá sido un fracaso.
Mito: Las mujeres que se masturban con frecuencia tienen menos capacidad de sentir un orgasmo
Realidad: Las mujeres que se masturban tienen más orgasmos en solitario y mientras mejor conocen su cuerpo experimentan mayor placer
Esto es falso, ya que, contrario a lo que pudiera pensarse, una mujer aprende a conocerse mejor mediante la autoestimulación. La masturbación con juguetes sexuales o con las manos son dos medios muy saludables para que descubras qué y cómo te gusta jugar con tu cuerpo ya sea en el coito o en la autoerotización.
Mito: Sólo hay orgasmos con la actividad sexual
Realidad: Puedes tener un orgasmo casi cuando quieras si te lo propones
Existen mujeres que han experimentado orgasmos incluso cuando hacen ejercicio, especialmente cuando el roce de la ropa o algún objeto es constante con el clítoris (por ejemplo, en el spinning). Incluso tal vez mucho tenga que ver el estímulo visual, además de la adrenalina que el ejercicio aporta en ese momento.
Mito: La eyaculación femenina es la ‘expresión máxima’ del orgasmo femenino
Realidad: El squirt es una técnica independiente del grado de placer
No precisamente: la mayoría de las mujeres nunca expulsa este líquido y eso no quiere decir que no hayan logrado un orgasmo auténtico. La eyaculación femenina es uno de los acontecimientos sexuales que más anhelan las parejas: no siempre se logra y no se tiene porqué buscar con obsesión.
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