No solo en el tenis; baloncesto, voleibol, golf, atletismo y béisbol son algunos deportes donde las mujeres que empezaron a practicarlos lucieron pequeñas faldas, la pieza femenina por excelencia. Con los años las atletas armaban protestas para dejar de usarlas y darle paso a prendas mucho más cómodas como shorts, leggings y pantalones. Pero no ha sido así con el tenis. ¿Por qué las jugadoras de tenis siguen llevando falda?
Algunas personas han defendido la comodidad de la pieza pero en muchas disciplinas ya han pasado a la historia. En el tenis, las deportistas han hecho algunas modificaciones a su uniforme atreviéndose a desafiar a las autoridades. Una tenista española fue la primera en usar una minifalda-pantalón en un partido, en 1931 Lilí Álvarez llevó la ‘falda dividida’ creada por Elsa Schiaparelli. Tabloides de la época pedían su fuerte castigo pero su atrevimiento fue el precursor de los shorts actuales.
¿Por qué las mujeres tenistas siguen usando faldas?
Algunos se lo atribuyen a la presión social y comercial, sobre todo a ese deber no escrito de lucir atractivas en cualquier momento aunque estén haciendo algún deporte. Hipersexualización y cosificación. “Las piernas y las faldas venden más que el deporte”, así lo mencionó Garbiñe Muguruza, ganadora de Roland Garros y Wimbledon.
“La mayoría no visten shorts porque lucir monas en la pista (y mostrar un poquito de ropa interior de vez en cuando) es una forma de conseguir apoyo de los fans y, sobre todo, aumentar el precio de sus contratos de patrocinio”, escribió la periodista Eliza Truitt en Slate.
En el reglamento no dice que usen estrictamente faldas pero sí algunas restricciones como el color; por ejemplo, el mono que usó Serena Williams en 2018 en su posparto sigue causando polémica.
Entonces, ¿por qué siguen llevándolas? Hace muchos años esta era una tipo ‘disculpa femenina’, un identificable de género para disminuir la amenaza de su poder deportivo. Era como un ‘perdón por no ser tan femenina y destacar en un deporte’. Eso ya quedó atrás. Ahora es como un símbolo de la disciplina y la sombra de viejos estereotipos.
Lilí Álvarez con su falda dividida y Karol Fageros, la tenista vetada en Wimbledon 1958 por usar ropa interior brillante bajo su falda, fueron las pioneras de los skorts, las faldas con shorts debajo, cómodos y femeninos que han protagonizado los partidos en los últimos años. Incluso algunas cantantes y celebridades las han utilizado en sus looks como Britney Spears y Christina Aguilera. En el 2020 regresaron para la generación Z y se volvieron una pieza clave para el street style.
Pero regresemos a Serena Williams, la talentosa tenista es una figura clave para esta lucha de desafiar los códigos de vestimenta. Siempre fuerte, feminista y rebelde, ha buscado por años incluir en sus vestuarios algunas otras opciones para olvidar la hipersexualización de las mujeres deportistas.
Ha agregado a sus looks monos asimétricos, tutús de bailarina, corsés, chaquetas, vestidos cut out y hasta faldas vaqueras.
Sí, el tenis ha apostado durante años por la sexualización de sus jugadoras. ¿Cómo lucen más atractivas en el campo de juego? ¿Cómo pueden verse diferentes y femeninas con un vestuario diferente al de los hombres? ¿Qué prendas ajustadas para que se les vean más las curvas, porque eso vende, pueden usar? Es absurdo, es machista y es vergonzoso.
“¿Quién quiere ver a una chica gorda con la camisa por fuera caminando como un hombre? Deberíamos preocuparnos por cómo se nos ve en la pista. Eso es lo que hace que la gente venga a vernos”, dijo Martina Hingis en 1997 luego de salir al campo de juego con una corta falda y usando pequeñita y sugerente ropa interior debajo.
Han pasado muchos años. Ese pensamiento ha quedado muy atrás. Las mujeres no somos las mismas, nuestra lucha para dejar de ver nuestro cuerpo como objeto de entretenimiento está más poderoso que nunca.
“La persecución a los cuerpos de las mujeres debe terminar”, escribió Billie Jean King, exjugadora de tenis.