Texto escrito por: Silvia Calderón el 11 de marzo del 2019.
Descubre con el testimonio de Silvia Calderón algunas de las lecciones padres de niños con Síndrome de Down que al compartir con nosotros, nos ayudarán a dejar de creer en los mitos y estereotipos que se han creado alrededor de esta condición.
Cuando comencé a escribir este artículo, estaba pensando en compartir todas las cosas maravillosas que he aprendido en esta aventura, pero las últimas dos semanas y media el cuidado de mi hija ha sido más desafiante de lo usual, recordándome tanto las lecciones duras, como las agradables.
No son ángeles sobre la tierra
Es muy común escuchar que las personas con Síndrome de Down son ángeles terrenales que escogen a mujeres especiales para ser sus madres, pero la verdad es que estos niños nacen en familias regulares, con gente regular que simplemente han escogido continuar luchando y ser fuertes. Escogemos esta vida para que nuestros niños puedan ser capaces de alcanzar las metas esenciales para acortar la brecha entre sus necesidades y sus fortalezas; finalmente, uno se sorprende de la paciencia, fortaleza y valentía que desarrolla cualquiera como padre de un niño con Síndrome de Down.
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No son niños “eternos”
Como la mayoría de las personas, antes del nacimiento de mi hija no sabía nada sobre el Síndrome de Down, estaba desinformada y tenía la idea errónea que siempre serán como niños, ya que carecen de malicia: ellos no entienden cuando son objeto de burla – se van a reír también – o si otros se van corriendo para alejarse de ellos, saldrán corriendo también creyendo que es parte de un juego. Las personas con Síndrome de Down son tan sólo humanos que quieren ser aceptados, amados y tratados con el mismo respeto. Ellos también aspiran a casarse, tener sus propios hijos y, sí, tienen mucho amor (y abrazos) que repartir.
Son los mejores maestros
Mi hija es el ejemplo perfecto. Ella es una niña de 9 años con una personalidad dulce y autoestima muy fuerte, puede ser tan encantadora como un rayo de sol cuando está contenta, pero al igual que cualquier otra persona, no es feliz todo el tiempo; también se puede despertar de mal humor, tener malos comportamientos, puede ser irritante, retadora y muy necia, pero ha resultado mi mejor maestra.
Ella me ha enseñado a pasar 20 minutos observando arañas en su telaraña, recogiendo ramas que caen de los árboles; y me recordó cómo apreciar la sensación del aire soplando en el rostro, estas pequeñas pero maravillosas cosas que la gente da por sentado en la cotidianidad.
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Por último, no hay cura para el Síndrome de Down porque no es una enfermedad y la gente NO padece de Síndrome de Down, ya que no hay dolor o sufrimiento por simplemente tener un cromosoma de más.
Si tú eres padre de un niño regular, por favor, deja que tus hijos vean que ser “diferente” está bien, enséñalos y aliéntalos a jugar y aceptar a niños como mi hija, después de todo los niños son sólo niños y todos quieren ser sólo amados.
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