En realidad no sé qué hago escribiéndote. Lo tomaré como una despedida, mi punto final. Sé que tú pusiste el tuyo hace mucho pero yo aún tenía algo de esperanza hasta que vi la razón de tu abandono.
Nos conocimos muy chicos, eso es verdad, teníamos la convicción de crecer de la mano, vivir experiencias nuevas y hacer todo lo posible por estar ‘juntos hasta viejitos’. No te voy a mentir, claro que me sigue doliendo recordarlo, y aunque mis amigos y familia creen que ya te superé porque les muestro una sonrisa, la realidad es que mi corazón aún sigue lamentando que hayas preferido buscar a alguien más joven en vez de valorar todos los años de amor que tenías conmigo.
Nuestra relación fue espectacular, la única que me ha llenado de ilusión, aunque en realidad sabes que no tengo mucha experiencia.
Tu imagen estaba en todos mis planes a futuro, tú me decías que yo estaba en los tuyos. Hicimos algunos, es verdad, teníamos una pequeña lista de deseos a corto plazo, desde los más simples como probar un nuevo sabor de helado hasta los más fuertes como comprar un auto juntos o rentar un departamento.
Estaba muy feliz a tu lado, mi familia y amigos lo notaban, éramos la pareja perfecta, la pareja ejemplo, la pareja que todos querían ser. ¿Sabes qué orgullosa me hacía sentir eso? Sabía que teníamos algo sano y debía valorar.
Fuimos creciendo juntos. Nos graduamos, empezamos a trabajar, adaptábamos nuestros tiempos para vernos aunque sea media hora y nos mandábamos mensajes todo el día. Sabía lo que hacías, tú sabías lo que hacía yo, o al menos eso creía.
Te llegó una buena oportunidad en el trabajo y cumplía con todo lo necesario para que fuera un camino a todo lo que queríamos cumplir juntos. Buen sueldo, horarios razonables y prestaciones de ensueño. Era tu momento, era nuestro momento, era nuestro inicio, era lo que más habías estado esperando. Me dijiste que era la oportunidad para nuestro futuro, lo recuerdo bien, y yo no podía hacer más que apoyarte y aplaudir.
Jamás me imaginé que ese sería el lugar donde perdería todo, donde la conocerías y preferirías su cuerpo sin estrías y rostro sin arrugas que todo el amor que yo te tenía. Y no, no la culpo a ella, te culpo a ti porque tu instinto animal no pudo controlarse y ser leal a la relación que tenías conmigo, a los años de estabilidad, planes y cariño incondicional que te había ofrecido. Te culpo a ti por romperme el corazón.
Los momentos más bellos de mi juventud los pasé contigo y no me arrepiento pero me duele verme aquí, sin ti, aventada como trapo viejo, me hiciste a un lado por no tener 23, pero es que cuando los tuve tú también los tenías, ahora tú también creciste, tú también tienes arrugas y tú también tienes canas. La diferencia es que me ilusionaba la idea de crecer juntos y yo, mi corazón, jamás te cambiaría por alguien más joven.
A veces siento culpa, es verdad. ¿Qué hice? ¿debí arreglarme más? quizá la ropa que utilizo es muy anticuada o el cateye ya no está de moda. Debí usar cremas antiedad o hacer más ejercicio. Pero entonces recuerdo que el paso del tiempo es inevitable y que no había forma que hiciera algo para detenerlo. No tengo la culpa, el culpable eres tú, tu cruel deslealtad y su seco corazón.
Ahora te sientes como de 23 otra vez, paseando con ella de la mano y presumiéndola en redes sociales.
No la culpo, sé lo que es estar enamorada de ti, sé lo elegante, caballeroso, atractivo y galán que puedes ser cuando intentas conquistar. Solo espero que a ella no la lastimes, que llene todas tus expectativas y evidentemente, tú las de ella. Porque debes estar consciente que le doblas la edad, que ella tiene la energía que tú ya no, ella quiere vivir experiencias que tú ya no y ella tiene muchos años por delante que tú ya no.
Ojalá ella te aplauda, apoye y disfrute tu éxito, porque a mí me tocó aplaudir y apoyar cuando no tenías nada. Por más que lo pienso, no doy con el momento en el que te perdí, no puedo imaginar que mientras me decías ‘te amo’ antes de dormir le enviabas un texto y pensabas en ella. Regreso a la realidad y veo que ya no estás, que tu punto final lo pusiste casi al instante de conocerla y tardaste en darte valor para dejarme pero al final lo hiciste.
Ahora me toca a mí, mi punto final. Ya me cansé de llorar, de pensar en una explicación y vivir en el pasado creyendo que regresarás. No es justo, no es sano y no lo merezco. Hoy me despido de ti, de todos los años que viví a tu lado. No, no me arrepiento, pero es momento de que formen parte de mi pasado y darle vuelta a la página.
Disfruta tu nueva relación y la juventud que ella puede ofrecerte, yo me quedaré convencida que no hice nada, yo no fallé, fallaste tú, a nuestros planes, a nuestros sueños y a nuestras promesas.
Me rompiste el corazón pero a pesar de eso no te odio, al contrario, te agradezco haberme dejado porque yo merezco mucho más que un hombre que me abandonó por una mujer más joven.
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