A veces, por más que se intente no hay forma de que dos personas estén juntas. La absurda idea de que el Universo conspira a favor de una persona cuando desea algo con toda su fuerza para en seco al estrellarse contra la dura realidad: existen momentos, contextos, aspiraciones y voluntades que impedirán que una pareja esté junta, por más que lo desee.
En las novelas y películas románticas, estos obstáculos parecen fácilmente superables ante la fuerza del amor, pero cuando se trata de la vida real, una voluntad impetuosa es insuficiente. Y es que no todo es química, compatibilidad sexual, ni siquiera amor. ¿Cómo saber si lo suyo es posible, o no tiene arreglo? Basta con sincerarse y pensar en algunas de estas cuestiones:
No existe interés por ser algo más
Si los momentos que pasas con esa persona son únicos, aun si ríes sin cesar, te diviertes e incluso tienen una química sexual envidiable, si no eres capaz de visualizarla como tu pareja, entonces no hay mucho qué hacer. No hay peor error que forzar una relación para la que no existe la voluntad ni el interés suficientes. Si alguno de los dos está inseguro, lo mejor es dejarlo de lado.
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Los errores del pasado los están matando
Un paso para darte cuenta de la imposibilidad de esa relación está en analizar si superaron los momentos difíciles del pasado –si es que tuvieron uno– o bien, siguen inmersos en una lógica que ya no va más con la realidad del momento actual. Por más interés y buenas intenciones que existan para volver a estar juntos, si alguno de los dos no es capaz de superar el pasado y aceptarlo cabalmente, no hay futuro.
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Nada es suficiente
Exigir sin sentido a tu pareja es una buena forma de darte cuenta de que persigues algo irreal y esperas ciertos comportamientos, actitudes y hasta sentimientos que no existen. La responsabilidad no es de tu pareja, sino de la idealización que te has hecho de una persona, del amor y de las relaciones en general. Nadie es responsable de tu felicidad y plenitud, más que tú.
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No están dispuestos a perdonar
Las heridas del pasado pueden perseguir una relación y desgastarla hasta romperla, aunque se trate de un remoto que no tiene repercusión alguna en el presente. Pregúntate y responde con sinceridad: ¿Tengo la disposición y el amor suficiente para perdonar a mi pareja sin guardarme nada? ¿Podría empezar de nuevo sin fingir? Si las respuestas son negativas, más vale no perder el tiempo y reconocer que nada podrá salvar su relación.
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Su relación es una ilusión
Puede tratarse de una imagen del pasado, de añoranza a lo que solían ser, simple admiración hacia esa persona o atractivo físico. En todos estos casos, es probable que esa relación sea sólo una idea que vive en la mente sin demasiado fundamento de por medio; una aspiración producto de la imaginación de algo que tal vez fue, pero ya no es.
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Pasan por momentos sentimentales opuestos
Puede que tú vengas de superar una relación destructiva y hayas cerrado un ciclo para empezar otro, mientras tu pareja –o pretendiente– esté un paso atrás o peor aún, siga inmerso en una relación complicada. Los momentos que viven sentimentalmente dos personas que se enamoran pueden marcar de forma decisiva el devenir de su relación y en ocasiones, los contextos más complejos hacen imposible una relación fructífera.
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Estarán mejor separados
Parece descabellado, pero llega un momento en que la decisión más sabia es romper por completo y asimilar que ambos pueden aspirar a algo mejor por separado. Se trata de un paso fundamental para iniciar una etapa de duelo, que empieza por poner un alto definitivo y evitar llamadas, encuentros o conversaciones casuales, así como los momentos de debilidad.
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