“Sostén el contacto visual”, “ríe de sus chistes”, “toca su muñeca para crear conexión”. Tanto el Internet como las revistas están llenos de consejos relacionados con el ligue y cómo conseguir una relación amorosa. Si bien en un principio pueden parecer de gran ayuda, terminan por abrumar. Que si ella tiene que estar siempre arreglada y él con la cartera llena, que no debes contestar los mensajes inmediatamente, que tienes que esperar un buen rato o te vas a ver desesperado, que quien deje en visto al otro tiene la obligación moral de reiniciar la conversación, etcétera. Terminamos por concentrarnos más en si nuestros ojos son lo suficientemente seductores o si tocamos de la manera adecuada el brazo de nuestro acompañante, y olvidamos que lo que en un principio nos interesaba era una conexión con la otra persona.
En ocasiones, estamos tan ansiosos con la idea de encontrar el amor que siempre terminamos buscándolo como si se tratara de un objeto. No sólo eso, sino que además exigimos una lista de cualidades que la otra persona debe cumplir. Quizá no todo el mundo tenga una lista con siete o diez puntos, pero seguro le han puesto un montón de peros a una persona por motivos superficiales, o por no cumplir una expectativa —expectativas y exigencias las cuales muchas veces ni uno mismo cumple. Estamos tan enfocados en lo que los demás deberían de tener, que olvidamos trabajar en nosotros.
Siguiendo la tradición de dar y buscar consejos en Internet, lo mejor que se puede hacer es dejar de idealizar a la persona correcta según esa innumerable lista de puntos y enfocar toda esa energía en dar y trabajar en nosotros, pues recuerda: Nadie puede dar lo que no tiene. Convertirnos en la mejor versión que podamos llegar a ser, revisar toda esa lista de cualidades que queremos en una pareja y ver si nosotros mismos la cumplimos. Crecer, ayudar, construir y aportar algo al mundo. Encontrarnos con nosotros y nuestras pasiones, enamorarnos de cada aspecto de nuestra persona y aceptar con humildad nuestros defectos para, también, aprender a compartirlos y disfrutarlos con el otro.
Te aseguramos que si te enfocas en lo que amas, las cosas se irán acomodando por sí mismas. Y sin darte cuenta, irradiando tu luz, atraerás a “esa persona especial”. El truco está en no hacer todo esto para encontrar pareja, sino para hallarte. De otra manera perdería todo el sentido. Si después de esto —que es un trabajo de todos los días— aún no aparece la persona indicada, no te preocupes. El tiempo no se habrá desperdiciado, pues te habrás convertido en tu mejor compañía, como tuve que ser desde el principio.
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Si ya encontraste al yin de tu yang, a la jacaranda de tu primavera, te recomendamos seguir estos consejos para que tu relación no se vuelva tóxica. Y si ya estás en una relación y sospechas que es momento de terminarla, lee el siguiente artículo que te dirá si tu relación tiene remedio o es momento de emprender el vuelo.