Los perritos se han convertido en parte de nuestra familia, no solo son mascotas. Año con año los dueños de perritos sufrimos con ellos cuando lanzan pirotecnia porque bien sabemos que los altera y puede llegar a ser fatal. Tal y como le pasó a Magui, una perrita que falleció a finales del 2019 por un paro cardiaco luego de aterrarse por los fuegos artificiales.
Este debe ser un llamado para frenar porque es terrible lo mucho que sufren con la pirotecnia y como lo dijimos anteriormente, son parte de la familia, nos parte el corazón verlos tan asustados.
Sabemos que los perritos no son eternos y cuando parten nos queda un hueco en el corazón que no se puede borrar. Lamentablemente el caso de Magui es más común de lo que creemos y año con año en diferentes celebraciones la gente acostumbra a usar pirotecnia sin considerar lo mucho que los afecta, así como al medio ambiente también.
Ellos corren peligro de igual forma porque pueden sufrir quemaduras, ocasionar incendios o hasta algún problema de oído por los altos volúmenes que alcanzan al tronar estrepitosamente.
Magui era una perrita de raza bóxer que vivía en Esquel, Argentina. Aquel terrible día del 2019 murió en brazos de su dueño quien la estuvo abrazando para tranquilizarla con la pirotecnia. Los niveles de Magui subieron tanto que le provocaron un paro cardiaco y falleció. Así es, mientras algunos se divierten, perritos como Magui sufren y hasta pueden quitarles la vida.
“Ella era nuestra amada mascota. Se llamaba Magui y acaba de morir; era viejita y le tenía terror a la pirotecnia. No sabíamos dónde más meterla. Mientras otros se divertían, ella la estaba pasando muy mal. Le agarró un ataque, llamamos a todos los veterinarios de Esquel para que nos ayuden y ninguno nos atendió.”, contó su dueña en redes sociales.
Confesó en la misma publicación que murió en los brazos de su hijo quien le rogaba que le llamara a alguien que pudiera ayudar. Lamentablemente no pudo hacerlo. Murió y los corazones de la familia se quebraron en mil pedazos. No pudieron salvarla. Además de contar la triste experiencia, la dueña deja un mensaje para todos los que gozan de estas prácticas:
“Les pido, por favor, dos cosas: pirotecnia cero, veterinarios hagan urgencias”.
Por supuesto que la historia de Magui se viralizó intentando hacer conciencia de las afectaciones que pueden tener si esta práctica continúa. Se llenó de comentarios reprobando estas acciones e invitando a la gente a frenarlas.