Después de ti pensé que no habría nadie más, después de amarte como te amé pensé que no amaría a nadie más; luego de vivir lo que vivimos quise convencerme de que no lo haría con nadie más. No perdí esperanzas en el amor, tampoco me cerré a él, pero sí pensé que nada volvería a ser igual, que no me volvería a enamorar. Lo pensé porque eres mi primer amor y pensaba que el amor de mi vida. Pero me mentí, no era así.
Ahora todo ha cambiado. Me enamoré de nuevo, me enamoré más fuerte y más intenso. Me enamoré como si no lo hubiera hecho antes, amo con más firmeza, con más seguridad, con más confianza y respeto. Ahora lo entiendo mejor, entiendo mejor el amor y lo que lo integra. Amo mucho y me aman mucho a mí también.
He madurado y conmigo mis sentimientos, entiendo que lo nuestro siempre será un hermoso recuerdo, que a tu lado aprendí a amar, aprendí lo que es una unión y la complicidad; fueron muchas primeras veces, fuiste mi primer amor, pero no el de mi vida: sólo el de mis días.
Creía que nadie me haría sentir como me sentí contigo, que nadie me enseñaría el lado rosa de la vida, que con nadie el estómago se me revolvería y el corazón aún más. Hasta que él llegó. Él llegó y la ilusión y esperanza nacieron de nuevo; llegó y supe que todo este tiempo había estado en un error, que sí era capaz de amar de nuevo, de iniciar de nuevo.
Ahora entiendo lo que es amar con intensidad y que me amen de la misma manera, ahora entiendo por qué no funcionó contigo, entiendo por lo que tenía que pasar para llegar hasta aquí, para llegar al amor de mi vida. El verdadero amor de mi vida.
Perdóname. Te amé y te amé mucho y, por tiempo, sé que tú tendrías que ser mi primer amor. Sin embargo, por intensidad y por verdad, considero al nuevo como el primero.
VER MÁS:
Lecciones que descubriste gracias al primer amor.
10 señales que prueban que encontraste al amor de tu vida.
La diferencia que debes entender entre el amor de tu vida y tu alma gemela.