Admitámoslo: desde hace mucho se nos ha dicho que entrar a casa con los zapatos sucios de la calle es lo peor que podemos hacer. Pero, ¿quién tiene tiempo de quitarse los tenis en la puerta? ¿Realmente hay alguien, al menos en nuestra cultura, que lo haga? Ahora la ciencia nos trae más razones para comenzar a dejar los zapatos en la entrada… y te prometo que lo vas a empezar a considerar.
De acuerdo con Science Alert, las personas pasamos el 90% del tiempo en el interior de nuestros hogares (y, a raíz de la pandemia, puede que sea mucho más). Gran parte del polvo y la suciedad que se acumulan en el interior provienen de nosotros mismos y de nuestras mascotas: polvo, cabello y piel muerta.
Sin embargo, al menos un tercio de la mugre viene del exterior: ya sea empujada por el viento a través de puertas y ventanas… o pegada en la suela de nuestros zapatos.
Algunos microorganismos que se encuentran en zapatos y pisos son patógenos resistentes a los antibióticos, gérmenes relacionados con enfermedades infecciosas que son muy difíciles de tratar. A eso hay que sumarle las toxinas presentes en los residuos del asfalto y químicos que pueden perjudicar el sistema endocrino.
E. coli
La Escherichia coli es una bacteria que vive en los intestinos de personas y animales. Básicamente, está relacionada con las heces fecales. Algunas cepas causan síntomas imperceptibles o diarreas breves. Sin embargo, también hay cepas de E. coli que pueden ocasionar cólicos abdominales, vómitos y diarrea con sangre.
Si bien esta bacteria es común en el ambiente, puede reducirse su entrada a nuestros hogares a través de, adivinaste, los zapatos. Puede que tu perro o gato también lleven esta bacteria a casa desde el exterior (a menos que sean de los que tienen sus propios zapatos y estos se queden en la puerta, pero eso es tema de debate para otra ocasión).
Entonces, ¿deberíamos dejar nuestras botas, tenis y/o sandalias en la entrada de nuestras casas? La respuesta es, definitivamente, sí. Es mejor que los agentes patógenos que viven en nuestros zapatos se queden en la entrada, en un espacio destinado para ello. Y, si no soportas estar descalza o descalzo en tu propia casa, puedes tener un par de pantuflas o unos tenis que nunca salgan de tu hogar: son para usarse en interiores, y nada más.