Antes de enamorarte, debes enfrentar la soledad; primero debes quererte a ti para después querer a alguien más. Antes de enamorarte debes aprender a lidiar contigo, a conocerte, a mantener estabilidad sin nadie a tu lado. Antes debes ser emocionalmente independiente y debes aprender a darte amor a ti misma antes de dárselo a otra persona.
Enamórate cuando te sientas con ganas de amar y no cuando sientas soledad; enamórate cuando de verdad alguien haga vibrar tu mundo, sin convertirse en éste. Enamórate cuando entiendas que no todo gira al rededor de esa persona, sino de ambos, de su unión. Enamórate cuando no desconfíes, cuando te sientas segura, cuando ames tus defectos sin esperar que alguien más lo haga por ti.
Espera un poco, acomoda la casa, sacude el polvo, riega el jardín antes de que dejes que alguien nuevo entre. Sana las heridas, cósete de nuevo, repara tu corazón. No esperes a que alguien más lo haga por ti porque, cuando se vaya, el dolor será aún peor. No te enamores por soledad, no te enamores porque crees que debes hacerlo, sino porque nació, porque llegó, porque estás lista para amar y ser amada.
No esperes a que alguien llegue a salvarte si antes no puedes hacerlo por ti misma; sé tu propia felicidad, tu propio consuelo y tu propio paño de lágrimas. Sé de ti y para ti. Antes sal contigo, mímate, acaríciate, escucha qué es lo que quieres y lo que necesitas. Antes haz todo eso que mueres por hacer, conoce un país nuevo, ten varios pasatiempos, sal con tus amigos y familia, comparte viajes con tus seres queridos y conoce a personas nuevas.
El indicado llegará cuando menos lo esperes, el indicado llegará cuando sea el momento indicado. Ese amor con el que tanto soñaste llegará sin ningún aviso previo, pero sí cuando estés lista. Llegará cuando estés lista para enamorarte y no por estar sola. El amor que tanto deseaste llegará cuando hayas entendido que la soledad no es tan mala como lo creíste. Cuando estés lista para amar.
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