Este artículo fue originalmente publicado por Kate Nateras el 12 de abril del 2019.
Las groserías son una auténtica forma de expresión, una manera de no aparentar algo que no eres y ser tú misma. Además, son un signo de confianza y sinceridad sin la intención de lastimar o insultar a otras personas (a veces). Cada vez que hablas con muchas groserías sientes un tipo de liberación porque es una forma efectiva para desahogarte y ser simplemente tú. Asimismo, decir “malas” palabras no sólo son un signo de inteligencia, según un estudio científico, también son una señal de que eres una mejor amiga y compañera.
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En un estudio llamado “Por qué maldecimos: una teoría neuro-psicosocial del habla”, Timothy Jay y la psicóloga Kristi Janshchewitz descubrieron que las personas que tienden a hablar con muchas groserías durante el transcurso del día, son mejores amigos.
Los expertos llegaron a esta conclusión porque las personas que maldicen con frecuencia, son más honestos, asimismo, descubrieron que los criminales que maldecían en la sala de interrogatorios tenían más posibilidades de ser inocentes. Y los que eran culpables, intentaban mantenerse tranquilos para no ser descubiertos.
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Así, el estudio confirma que las personas que dicen muchas groserías son más honestas, expresivas y tienen mejor manejo del lenguaje. El buen uso de groserías, es una señal del buen manejo lingüístico, además de inteligencia y sinceridad.
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Así que deja de contenerte cada vez que quieras decir alguna grosería, o cuando te dicen que las “niñas bonitas” no dicen malas palabras, porque la verdad es que cada vez que lo haces demuestras que eres una persona mucho más feliz, inteligente y honesta. Así que, un vocabulario amplio de malas palabras definitivamente tiene sus beneficios.
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