Las relaciones y lazos amistosos son normales y necesarios para los humanos, y conforme vamos creciendo y llegando a lugares nuevos conocemos a personas que nos empiezan a rodear y ser parte de nuestro núcleo, aunque es verdad que unas son más importantes que otras y traen aportaciones buenas o malas en nuestra vida. La verdad es que debemos cuidar mucho nuestro círculo social para no permitir que nadie nos lastime y estar seguros de que contamos con personas verdaderamente honestas y fieles, así como nosotros lo seremos con ellas.
De este modo, conocemos a una sola persona con la que logramos tener una conexión especial, una persona que nos habla y y nos escucha, que nos entiende y con la que logramos mantener una amistad más elevada que con las demás personas: una amiga. El problema es cuando esta persona empieza a tener desplantes con nosotras, no se siente feliz por lo que logramos y nos lanza veneno y nos damos cuenta de que tener a una amiga envidiosa es mucho peor que tener 10 enemigas.
Esto ocurre más en situaciones laborales, éxito personal, escuela, universidad, e incluso cuando nos encontramos en una relación amorosa. Pues esa “amiga” está más cerca de nosotras que nuestras enemigas, ella tiene nuestra confianza, tiene información privada y si quiere saber algo, tiene la facilidad de que, si nos pregunta, nosotras le contaremos sin ningún problema o algún límite. Es verdad que es necesario que tengamos a una amiga a nuestro lado, pero no quiere decir que no debamos estar atentas a su forma de ser, aunque sea complicado descubrir exactamente cuáles son sus intenciones pues muchas veces nos dejamos llevar por el cariño y la confianza.
Cuando esa persona que creíamos sincera nos traiciona, sentimos un vacío y una soledad inmensa, pues es evidente que nos rompe el corazón. Pero debemos estar conscientes de que las malas amigas están a la orden del día porque nunca falta esa persona que anhele algo de lo que nosotros tenemos. Personas existen muchas, pero amigos muy pocos.
Es cierto que a simple vista no lograremos reconocerlas, pues para que podamos identificar a una persona envidiosa, necesitaremos de edad y experiencias que tendremos con los años para que nos resulte más fácil identificar todo desde el primer instante. Debemos recordar que tener o, incluso ser, este tipo de personas no es nada sano y que puede tener efectos graves en nosotros.
Todos estamos expuestos a tener amistades tóxicas todo el tiempo, el secreto es si las dejamos entrar a nuestra vida o no.
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