Cuando estás triste, lo primero a lo que recurres es al helado más cremoso que encuentres; cuando estás enojado, corres por chocolates; y cuando estás en estrés, abres una bolsa de papas. Muchas veces tu estado de ánimo influye en cómo te alimentas, y esto, en lugar de consolarte o ayudarte a que te sientas mejor, provoca que subas de peso y, por consecuente, perjudicar tu salud. Te matas en el gym, reduces el refresco y las tortillas, y nada, no logras bajar ni un sólo kilo; bueno, la razón son tus emociones y acá te explicamos por qué.
Mayo Clinic informó por medio de un artículo que si comes emocionalmente, es probable que arruines tu trabajo y dedicación en bajar de peso. Si comes como reacción al malestar emocional es una manera de suprimir o calmar las emociones negativas como son el estrés, la ira, el miedo, el aburrimiento, la tristeza y la soledad.
Cuando atraviesas por momentos que pueden ser muy impactantes para ti o en tu vida en general, pueden desencadenar emociones o sentimientos que hagan que adoptes una alimentación emocional. Pueden ser conflictos como problemas con tu pareja, estrés o carga excesiva de trabajo, discusiones familiares, problemas económicos y cansancio.
Asimismo, hay personas que pueden reaccionar de forma contraria, pues al vivir un momento de shock, pueden dejar de comer, sin embargo, hay otros que comen todo lo que esté a su alcance, incluso encontrar placer en los alimentos. Por otro lado, de acuerdo con un artículo publicado en Medline Plus, los alimentos que tienen gran cantidad de azúcar, grasa y sal pueden hacerse muchos más atractivos cuando estás atravesando por un momento de estrés o sentimientos que generan que estés de mal humor.
Es verdad que los sentimientos negativos son completamente normales y está bien dejarlos habitar de vez en cuando, sin embargo, lo que no está bien es que quieras calmar estas sensaciones con exceso de comida que, al final, puede dañar mucho más tu salud. Incluso tu salud emocional, pues después de que hayas comido sin control alguno, además de los sentimientos que ya tenías, se suma el de la culpa.
Si estás pasando por un mal momento y tienes la necesidad de comer, lo mejor es que desvíes tus pensamientos, es decir, concentres tus deseos en algo más. Primero debes tomarte unos segundos para respirar, después, quizá, puedes dibujar, leer, hacer ejercicio, yoga, o cualquier actividad que sepas que te puede relajar y, sobre todo, que impida que comas por impulso emocional. Ahora, si tu consumo se ha hecho incontrolable, entonces intenta saciar tu ansiedad con snacks saludables como frutas, verduras, nueces, almendras, etcétera.
Es cierto que a veces es imposible pensar en cuidar tu salud cuando las sensaciones negativas te invaden, te concentras más en lo que te tiene mal que en ver por ti mismo, pero recuerdo que si quieres tener un estilo de vida saludable, lo mejor es que controles tus emociones para que no te lleven a comer de más y, de este modo, perjudicar tu bienestar.
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