¿Qué significa el éxito para una empresa en 2017? ¿Se trata de la fama, , la innovación, las ganancias anuales o la relevancia en el esquema mundial? Dada la complejidad y diversidad de las sociedades actuales, han surgido desafíos que nos incumben a todos: el calentamiento global, la competencia comercial, la salud y educación, las controversias públicas, etcétera. Esto nos deja ver que la humanidad atraviesa un momento que le exige a cada persona y colectivo asumir una postura ética ante los retos y necesidades sociales. La empresa no escapa a este imperativo; actualmente su responsabilidad va más allá de la calidad o costo de los servicios y mercancías que ofrece, por lo que integrar una visión no sólo económica, sino ética, se ha hecho necesario para su éxito.
Lo anterior va en dos sentidos. Primero el interno, ya que sin duda el talento humano es lo más valioso dentro de toda organización; y es vital dotar de herramientas a cada integrante para desarrollar sus habilidades. Pero sobre todo es importante encaminarlos a un pensamiento reflexivo, es decir, ético, que permita entender ampliamente los problemas y resolverlos de forma más creativa, sin importar si estos se tratan de productividad, convivencia o toma de decisiones. Los conflictos se renuevan constantemente, los retos siempre serán distintos y si la empresa fomenta el pensamiento crítico, a largo plazo esto será mucho más útil que un manual que trate de solucionar un problema.
A lo anterior debemos sumar que las nuevas generaciones prefieren trabajos con mayores beneficios sociales, que les permitan realizarse como personas. No tienen miedo a ser freelancers o emprender, pues eso implica más tiempo disponible para ocuparse en su crecimiento personal. Por lo tanto, un empleo se vuelve atractivo según el trato y condiciones éticas que la empresa ofrezca.
En segundo término, se debe tener en cuenta lo externo. Cada vez son más las personas que eligen productos y servicios producidos bajo una línea socialmente responsable; ya sean orgánicos, cuidadosos con el medio ambiente, que no prueben en animales, que garanticen trato justo a los involucrados en los procesos o se integren a movimientos sociales, por mencionar algunos. Muchos están dispuestos a invertir más dinero o tiempo buscando ciertos artículos si estos aportan un beneficio social, de salud o ecológico. No se debe subestimar al público, que seguramente sabrá distinguir en algún momento si se trata de una imagen de mercadotecnia o un compromiso auténtico.
La figura de la empresa ha dejado de ser meramente la de productor. Constituirse como una comunidad que se ocupa del bienestar colectivo y no únicamente del lucro, verá beneficios en la lealtad de clientes y equipo de trabajo. Es claro que si se espera que un negocio sea cuantitativamente rentable, debe serlo también cualitativamente. Convendría que cada empresa comenzara por revisar su ideología a fondo y no se quedara en lo superficial.
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