Cuando el director Michel Gondry estaba editando Eternal sunshine of the spotless mind, su novia lo dejó. Después de eso el director ya no quería ver su propio trabajo pues lo afectaba demasiado; incluso cambió de parecer ante la escena en la que el personaje de Jim Carrey pone sus posesiones en una bolsa negra, pues si antes le parecía un cliché ahora lo había vivido. Tras hacerlo vio el desgaste emocional que implicaba. Las relaciones no son fáciles, y las rupturas mucho menos, pero un estudio sugiere que en esta época, y a diferencia de lo que se ha creído generalmente, los hombres sufren mucho más al separarse de su pareja.
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De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Binghamton y la London University College, en el que participaron 5 mil 705 personas de 96 países, las mujeres sufren mucho más que los hombres al terminar una relación sentimental, pero son ellas quienes lo superan más rápido. Incluso, el estudio dice que hay hombres que realmente nunca superan una ruptura.
Atrás quedaron los días en los que las mujeres eran las eternas devastadas por el abandono masculino. Ahora el dolor es mayor en el hombre, quien debido al cambio de pensamiento de los últimos años, el cual se aleja poco a poco del machismo desmedido que se vivía en décadas pasadas, se muestra como una criatura vulnerable, decaída y frágil.
Ver la última conexión de esa persona, cortar la comunicación pero acechar virtualmente, preguntar a sus amigas por ella, ver cualquier cosa y recordarla desde un “a ella le gustaba esa película” pasando por “esa es su bebida favorita” hasta el exagerado “ella también tomaba agua”, el hombre ahora sufre más y dicho estudio dictamina que esto puede deberse a que si bien el machismo ha bajado, el hombre aún es muy dependiente de su pareja. Cliché o no, es común que una mujer haga que su pareja coma mejor, beba y fume menos, y, en general, que lleven un mejor estilo de vida. Cuando ella se va, muchos hombres caen en un círculo vicioso autodestructivo.
Pero el estudio no fue una simple encuesta. Analizado desde la historia, la antropología y más, este estudio explica que antes el riesgo del enamoramiento era mucho más grande para una mujer, pues relacionarse con alguien podía desembocar en un embarazo no deseado, y, mientras ella era obligada a tenerlo, un hombre podía darse media vuelta y alejarse fácilmente. Tras esto, las mujeres ahora consideran que las relaciones que no les hacen bien son mucho más fáciles de superar, por lo que el dolor es real, pero momentáneo. El hombre, en su naturaleza competitiva, ve la ruptura como una pérdida, lo que hiere el orgullo y afecta totalmente su vida al tener que comenzar de cero una nueva búsqueda.
¿Qué nos sucede cuando terminamos? Las yagas del pasado se abren a cada momento para recordar a esa persona que tanto significó para nosotros y que ahora vive su vida, una vida que quizá planearon juntos, alejada de uno. El tiempo se vuelve mucho más relativo. Nuestra ex-pareja puede estar conociendo a su verdadero amor y viviendo grandes aventuras mientras que uno gira en un vórtice de depresión y desesperación. Esto podemos llegar a sentir tras vivir una ruptura. Pero la realidad es que el factor más grave, según el estudio, es el insomnio y la ira que afectan tanto a hombres como mujeres. Estas dos cosas son más intensas en una mujer, y aparte ellas también sienten ansiedad, depresión, miedo y una funcionalidad en el trabajo o el estudio casi inexistente. Los hombres se mueven en menos terrenos donde emocionalmente pierden concentración y tienen inestabilidad emocional.
Según Iván Rotela, director de Astursex, centro de atención sexológica, la mujer también tiene más armas para combatir el problema, pues suele tener el apoyo de muchas personas a las que les cuenta lo que sucedió: cómo todo terminó y cuáles fueron las causas, lo que la ayuda a vislumbrar las consecuencias que suelen ser prometedoras. Por su parte, el género masculino que ha vivido cumpliendo los estereotipos de que el hombre no llora, no comparte sus sentimientos, dolores, miedos y más; tiene que enclaustrarse en su mente que en esos momentos tiene el extraordinario poder de divagar y crear las situaciones imaginarias, desde las más creíbles hasta las más irreverentes. Todo es un proceso mental que el hombre aborda solo, pues no está acostumbrado a comentar aspectos tan personales con la facilidad con la que lo hacen las mujeres.
De acuerdo a Rotela, los pilares básicos de una pareja son la comunicación, la confianza, los sentimientos y el sexo. Si uno de estos presenta problemas, la relación está frágil. Si es en dos, la relación no funciona; y si es en más, significa que eso ya no es una relación de pareja. La comunicación es extremadamente importante, pues casi todo es comunicación y no se limita sólo a hablar. Por ejemplo, otro pilar que es el sexo también cuenta como comunicación; muchas veces si éste no es satisfactorio comienzan problemas que como la falta de apetito sexual, lo que no significa que la relación sexual ha cambiado o se ha vuelto tediosa, es más un fallo en otro aspecto lo que dificulta ese intercambio físico de ideas, pensamientos, actitudes y más.
Aunque el sexólogo no está de acuerdo con el estudio que realizaron las universidades, sí considera que los hombres tienen menos herramientas para poder superar una relación que hayan considerado importante. Finalmente cada uno lidia con las rupturas a su manera. Así como cada pareja sabe lo que vivió e hizo, cada persona es capaz de lidiar con el dolor de forma distinta.
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Fuente: El país