Los perritos se han convertido no solo en nuestra mascota, sino en nuestra compañía, nuestro tesoro y un miembro más de la familia. Es verdad que algunos los ven como un hijo, incluso les llaman ‘perrhijos’, les compran muchos juguetes, les dan la mejor comida, incluso a veces hasta se duermen con sus dueños. Es necesario que se quiten ese título porque solo está dañándolos.
¿Por qué está mal llamarles ‘perrhijos’ y tratarlos como si fueras su mamá?
No es una persona, eso está clarísimo ¿verdad? ¿¡VERDAD!? Un perrito puede ser súper cariñoso, lo mejor de tu vida, pero no es tu hijo. No es lo mismo.
A un perro lo eliges, a un hijo lo creas desde tu vientre, pasas por nueve meses llenos de cambios físicos, mentales y anímicos, es una de las experiencias más intensas en toda tu vida. Y así sigue la vida, protegiendo a un ser chiquitito que salió de tí, alimentándolo con tu ser y dándole todo tu amor.
Tener un perrito no se compara.
Cuando los bebés están en la época de llevar todo a la boca adaptas tu casa para que nada lo pueda lastimar, quitas todos los líquidos a su alcance, consideras los posibles peligros por muy extraños que sean y cubres los enchufes donde pudiera meter su pequeño dedito; cuando un perrito está pequeñito adaptas tu casa pero para protegerla a ella de orines, mordiscos y desastres.
Cuidar a un perrito lleva mucho compromiso también, eres el responsable de alimentarlo, cuidarlo del frío, enfermedades y riesgos, cuando lo consideras un hijo estás atrapada a él, aunque no deberías porque puedes dejarlos solos por un rato y no pasa nada, incluso si sales de viaje hay algunos lugares increíbles donde pueden cuidarlos, contrario a los bebés, claro que no los dejarías por días, quizá una noche con los abuelos para que mamá y papá disfruten la noche pero ellos necesitan ojos todo el tiempo.
La atención también es un tema. Puedes ignorar a tu perro si estás concentrada en otra cosa, jamás podrás ignorar a un bebé. Debes saber todo el tiempo dónde están, qué están haciendo, si les hace falta algo y qué hay a su alcance.
Por supuesto que aquí vienen también sus habilidades. El perrito puede hacer varios trucos, aplaudirle y premiarlo, evidentemente los logros de un bebé son mucho más complejos y numerosos que tendrás que estar a su lado todo el tiempo.
Y luego vienen los servicios. Para los perritos es suficiente una visita al veterinario, él te dirá qué vacunas necesita, protecciones y hasta sugerencias de alimentos, pero la industria de los perrhijos creció e hizo que existieran otros carísimos servicios como spa para perros, ropa para perros, psicólogos para perros y hasta nutriólogos para perros.
Quizá es muy cómodo o lindo llamarles hijos pero la realidad es ésta, no son personas, necesitan un trato diferente y eso no les quita que sigan siendo adorables y una parte muy linda y especial en nuestra vida, pero ¿¡hijos!? están muy lejos de serlo.
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