No, ya no te diré “amiga, date cuenta”, te lo he dicho muchas veces. Mejor ahora te explico por qué no debes volver con él, por qué tú mereces más y por qué eres sumamente valiosa, muchísimo más de lo que él te hace creer. Bueno, no voy a cuestionar la razón por la que te aferras a él, en realidad te entiendo, sí, más de lo que crees. Eres una mujer excepcional, eres libre, eres entera, eres natural y eres amor. Eres grande y grandiosa, eres un humano brillante y vibrante, eres intensa y apasionada, eres un beso suave pero apasionado. Eres perfecta.
No te lo digo porque seas mi amiga, te lo digo porque es lo que veo en ti. No te lo digo porque te quiera, te lo digo para que tú te quieras. Ninguna mujer se merece las palabras que él dice, lo que él hace, lo que él siente; ni tú ni nadie merece la forma en cómo te trata, nadie merece estar con una persona vacía, cruel, sin corazón. Tú no mereces estar con él, él no se merece estar con alguien como tú. No te voy a regañar, no soy nadie, tampoco te voy a reclamar, pero sí te voy a escuchar todo el tiempo y también te voy a decir que salgas de ahí; de ahí donde es más dolor que felicidad, donde son más lágrimas que risas, donde son más reproches que caricias. Donde es más hielo que calor. Ahí donde no tienes que estar porque mientras más lo haces, más te espinas en lugar de ser feliz.
No es tu culpa, es de él. Voy a comprender tu proceso hasta que salgas, voy a acompañarte durante el camino hasta que veas la luz. Hasta que hayas acomodado tu casa, esa casa que él se encargó de destruir. Hasta que vuelvas a plantar ese jardín que tanto amabas, ése que él se encargó de marchitar. Hasta que sanes tu corazón, ése que él rompió en miles de pedazos. Yo voy a estar ahí para verte crecer, para verte sonreír y para acompañarte cuando necesites llorar también. Será duro, es verdad, pero tu dolor también es el mío, así que pásame poquito que yo te ayudaré a que el camino sea más ameno.
También te necesito fuerte, te necesito de pie y con ganas. Te necesito decidida y dispuesta. Mira, amiga, todo lo que has logrado, mira, entre todo el caos amoroso, lo que has hecho. Mira tus logros, mira las personas que te rodean, mira el éxito que tienes. Mírate tú. Mira lo hermosa que estás, mira lo grande y lo capaz eres. Todo estará bien, te lo prometo.
Me duele verte llorar, me duele verte pegada al celular por horas esperando un mensaje que no llegará; me duele escucharte mal, me duele saberte mal. Me duele imaginarte pataleando durante las madrugadas, viendo sus fotos, deseando que tiene que volver. Me dueles, amiga. Me dueles mucho. Pero vamos a salir adelante y haré todo lo que esté en mis manos para que sanes y te quieras más cada día.
Amiga, de verdad, te voy a ayudar con los pedazos de mi corazón a reparar el tuyo.
Dedicado a Mar, Ann, Robe, Mujer eterna, Nori, a todas las mujeres que andan por ahí con el alma rota, con el corazón destrozado, y a mí. Todas nos merecemos una ayudadita de vez en cuando.
VER MÁS:
¡Ahora puedes convertirte en socio de Cultura Colectiva!
Cómo asegurar tu futuro con menos de 10 mil pesos.