¿Todas tus relaciones han terminado en unos pocos meses y estás empezando a preguntarte si tendrás problemas con el compromiso? O al contrario, ¿te has preguntado “por qué no puedo tener sexo casual”? No te preocupes, tu preferencia en las relaciones tal vez sólo se deba a qué tan fácil o difícil sea provocarte asco.
El asco es una poderosa respuesta física y psicológica que impacta nuestro comportamiento social; ponte a pensar un poco en todas la veces que este reflejo te ha salvado de cometer el terrible error de sentarte junto a alguien que huele a sudor o que se babea el pechito en el metro. Nuestro cuerpo ha evolucionado para que el sentimiento de asco actúe como un radar individual que aleja las enfermedades y los problemas de salud; y de la misma manera, a las malas parejas. O al menos, eso es lo que dice la ciencia.
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Laith Al Shawaf, psicólogo de la Universidad de Colorado, realizó un estudio para averiguar cómo afecta esta sensación a nuestra selección de pareja; de entrada, planteó el hecho de que las personas más dispuestas a tener relaciones sexuales de una sola ocasión tienen un umbral del asco más alto -es decir, provocar una reacción de repugnancia en ellos requiere estímulos más extremos- que las que sólo tienen una pareja. Esto lo llevó a diseñar un experimento para descubrir si el inducir asco en la gente podía hacerla cambiar su manera de relacionarse.
Para esto Al Shawaf reunió 350 hombres y mujeres que contestaron una encuesta sobre su deseo de tener relaciones sexuales casuales con alguien desconocido; tras recibir sus respuestas, los voluntarios fueron divididos en dos grupos. Al primer grupo se le presentaron imágenes relacionadas al sexo que les generaran asco, por ejemplo, donde se veían personas con síntomas de infecciones de transmisión sexual. Al segundo grupo se le mostraron imágenes, que si bien pretendían causar repugnancia, como fotografías de comida podrida, no tenían nada que ver con el aspecto sexual.
El estudio demostró que el deseo de mantener relaciones sexuales se veía afectado en ambos grupos de voluntarios, ya que la reacción de asco era la misma sin importar el tema de la fotografía, simplemente obedecía a que tan asquerosa era ésta.
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Los resultados del estudio sugirieron que la motivación para mantener relaciones sexuales casuales está vinculada a qué tan alto es nuestro umbral de asco; el cual, además, puede cambiar de acuerdo a nuestras experiencias. Por eso hay personas que simplemente no tienen interés en buscar encuentros de una noche, mientras que otros piensan bastante en ello.
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Pero también significa que si el límite en el que empezamos a sentir asco cambia, afectará muchas de las decisiones que tomaremos a lo largo de nuestra vida y qué tan dispuestos estaremos a preferir una relación larga y comprometida en lugar de aventuras de una noche. Así que si quieres cambiar tus hábitos y encontrar una pareja para siempre, probablemente deberás considerar sensibilizarte a la sensación de repugnancia.
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