Cuando nos encontramos en una relación y nos enamoramos profundamente de una persona, nos invadimos de miedo de que cualquier amenaza nos separe de ese alguien y tenemos una ligera idea inconsciente en la que creemos que es de nuestra propiedad y esta sensación surge de manera espontánea y casi inexplicable. Es difícil aceptarlo, incluso asimilarlo porque nos genera enojo y una bomba de sensaciones desagradables en nuestro cuerpo, nos provoca miedo saber que pueda llegar alguien a “quitarnos” a la persona que está a nuestro lado: sí, los celos.
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Primero, los celos son definidos como una respuesta emocional que nos inquieta cuando nos sentimos amenazados de perder algo que creemos que nos pertenece. Lo mismo que nos provoca que estallemos en furia y que incluso nos volvamos personas posesivas. Eduardo Calixto González, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), dice que la sustancia que nos provoca sentir celos hacia nuestra pareja, incluso hacia nuestros padres, hermanos y amigos, es la vasopresina.
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Ésta es la sustancia culpable de cuando pensamos que las personas son nuestras como si fueran un objeto que podemos poseer y que nadie más puede tocar. La vasopresina advierte a nuestro sistema nervioso central sobre la llegada de alguien más, la misma que consideramos como algo peligroso provocando que tengamos pensamientos excesivos sobre cómo nos puede quitar a nuestra pareja, cómo es que se podrían relacionar, entre otros cientos que nos hacen vivir en angustia.
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El experto explica que mientras más niveles de vasopresina tengamos, los sentimientos de amor y felicidad plenos van desapareciendo para darle lugar a unos celos posesivos incontrolables y tóxicos; lo mismo que nos provocará llevar a nuestra relación al fracaso.
Calixto González también afirma que la vasopresina no es la única sustancia responsable, ya que desde los genes de nuestra memoria, desde muchos eventos que se relacionan con nuestra historia y nuestro pasado, y la forma en cómo nos encariñamos con las personas, también se hacen partícipes de nuestra sensación de celosía.
Es completamente normal sentir celos, y no sólo en relaciones amorosas, también familiares y sociales; la clave es que sepamos controlarlos y sobre todo no permitir que estos afecten nuestros lazos y sobre todo a nosotros mismos.
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