Cólicos, dolores de espalda, cintura, bubis, cabeza; náuseas, estreñimiento, y, ¿subir de peso también?, ¿qué? No basta con el sufrimiento corporal que tenemos cada mes provocado por nuestro período, también aumentamos de peso y pues… ya… ¿qué es lo peor que puede pasar? No, no es una maldición, es un proceso natural que posee la anatomía femenina y no podemos hacer nada contra ella, sólo nos queda mantener la calma y tener en cuenta algunos métodos efectivos que nos pueden ayudar a tener paz mental (por lo menos).
Primero debemos tener en cuenta que no es un aumento de peso como tal, sino que es una fluctuación del peso, es decir, no es peso permanente pues esto sólo ocurre en sintonía con el aumento de nuestras hormonas durante los días previos a nuestra regla y ésa es la razón por la que es tan repentino y no porque una noche antes hayas cenado una orden entera de taquitos al pastor.
La ginecóloga del condado de Westchester, Alyssa Dweck, dice que durante la pesada fluctuación sólo se trata de un par de kilos de más, en algunas mujeres 2.5 kilogramos; esta cantidad depende de nuestro propio cuerpo. Así que basta de angustiarnos si de la noche a la mañana nos sentimos pesadas y con unos cuantos kilitos encima, y, además si nuestros días rojos estén a punto de llegar, pues sólo se trata de nuestro cuerpo alistándose para ello. La experta también explicó que la hormona progesterona aumenta en el mismo proceso, y es la principal influyente (culpable) de nuestro aumento de peso en estos días. ¡Ah!, por si fuera poco, es importante mencionar que también podemos notar el mismo aumento durante nuestros días de ovulación… ajá, hormonas otra vez, ¡yeih! .
Para tranquilizarnos de nuevo, debemos estar conscientes de que esto sólo es AGUA, ¡uf! Cuando estamos en nuestro ciclo, hay una cierta retención de líquidos que se produce en la fluctuación hormonal antes de que empecemos a sangrar y la doctora dice que es justo ahí en donde las cosas empiezan a tornarse difíciles porque es cuando queremos estar acostadas todo el día. Las cosas que hacen que retengamos líquidos y que además se unen con los síntomas del PMS (síndrome premenstrual) para conspirar contra nuestra son: la sal, el azúcar y la cafeína.
El PMS nos hace sentir cansadas, por lo que es menos probable que tengamos ganas de ejercitarnos y que tomemos más café, y claro, es normal, pero existen algunos entrenamientos que nos pueden ayudar a combatir los síntomas y sentirnos un poco mejor. Asimismo, podemos encontramos más irritables, lo mismo que hará que tengamos más antojo de bocadillos con mucha azúcar y sal, pero no debemos preocuparnos, necesitamos toneladas de estos para subir de peso en tan pocos días.
Otra razón por la que nos sentimos sumamente pesadas e inflamadas en esos días –además del proceso interno con el que juegan nuestros ovarios– y es que también tendemos a estreñirnos porque nuestra progesterona afecta (sí, otra vez sigue afectando) a la movilidad de nuestro intestino y disminuye su velocidad, poniendo en conflicto su razón de vida, lo que provoca que sintamos pesadez y que cuando nos veamos en el espejo queramos romperlo.
Sí, ya sabemos que esto es muy molesto pero no debemos preocuparnos, es un proceso sumamente natural y no podemos hacer nada al respecto. Lo mejor es que intentemos cuidarnos y considerar algunos métodos que podrían ayudarnos a sentirnos mejor como el yoga, los tés, reducir el azúcar y la sal, y tomar mucha agua. Estaremos mejor.
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