Según algunos sistemas de creencia o personas con una mirada espiritual, cuando una relación amorosa termina se entiende que no es en términos de cotidianidad que algo haya llegado a su fin, para ellos los niveles emocionales y energéticos todavía tienen mucho por desalojar. Quizás esta perspectiva pueda percibirse esotérica o incluso carente de sustentos fácticos, pero si algo tiene de cierto es que compartir en pareja, más allá del encuentro de los cuerpos desnudos y vivencias sexuales, se conforma de igual manera por diversos intercambios de experiencias, formas de pensar y actitudes ante la vida que nos circunda.
Esas conexiones, casi imperceptibles, un tanto silenciosas pero en efecto contundentes y de relevancia irrevocable, dejan a su paso las consecuencias de una transformación que para bien o para mal constituyen una personalidad no propia, aunque no por ello falsa. Wilhelm Reich fue el primer científico en describir la naturaleza y el propósito del orgasmo como una descarga de de bioenergía, fue él quien también reconoció las consecuencias negativas de este trueque y las reminiscencias que en cada cuerpo –identidad– se guardan por largo tiempo posterior.
En su ópera prima, “Menos que cero” (1985), Bret Easton Ellis expone, entre toda una serie compleja de problemas adolescentes, un diálogo impresionante que revela las reflexiones y avistamientos brutales de esta consciencia. El protagonista de la historia, Clay, le revela a su novia que se enamoró de ella, obviamente, por todo lo que le aprendió a sus exes.
Arrojando las ideas en la cabeza, sacudiendo las palabras y los recuerdos, precipitando los pensamientos tan rápido como sea posible, sin dar un solo respiro, ésta es una verdad irrefutable, ¿o sigues creyendo que los gustos, los desagrados, la manera en que tiene sexo o la forma en que te besa es pura y natural?, ¿que las aprendió del aire?
Por supuesto que no. Y no debes confundirte o torturarte con este hecho; tú también te comportas de la manera en que lo haces gracias a todas las cosas buenas, malas, increíbles o detestables que has vivido con tus exparejas. Ni es un pecado ni es una condena. Tu novio es la suma de sus viejos amores o encuentros sexuales y nada tiene de malo. Al igual que tú, él es de quien te enamoraste porque:
Una de sus exnovias le permitió depender de ella o ser en extremo dependiente. Por supuesto eso ya lo traía en su personalidad, pero se necesitaron sujetos que lo reforzaran en su pasado para que haya llegado a tus brazos tal cual lo conoces.
–
Hubo una chica en su vida que lo cambió por completo o hizo que siempre se mantuviera fiel a sus preferencias. Si algunas de éstas es disfrutable para ti, existe un nombre en específico a quien se lo debes “agradecer”.
Si es lo suficientemente autónomo o necesita tu aprobación para muchas acciones, ocurre lo mismo. A veces también gobierna la sombra de su madre en este aspecto porque, no lo olvidemos, quizá sea ella su primer y gran amor.
–
La manera en que se valora a sí mismo y te trata a ti es también una herencia de sus examores; si alguno de ellos no te agrada, hazlo saber porque hubo alguien que le hizo creer que estaba en lo correcto.
Cuando dice que sí, incluso cuando dice que no, es porque alguien más ya le hizo las mismas preguntas y sabe perfectamente lo que debe contestar. No presiones, alguien más ya imprimió los motivos para ciertas respuestas y no puedes cambiarlo tan fácilmente.
–
Todos los detalles que te regala y la manera en que festeja contigo es el vil resultado de lo que ha aprendido de relaciones pasadas. Si amas esto de su persona, existen dos razones: obviamente te pareces a sus exnovias y por supuesto que él cumple un patrón de relaciones. Pero tú también, así que respira.
Y por supuesto está el sexo. Desde besos hasta el acto mismo, tanto él como tú son dos seres humanos que han aprendido, quizá de grandes maestros, hasta dónde puede llegar su placer. Si lo piensas bien, en conclusión, besarlo es dar un beso a su pasado.
–
A toda esta información debemos sumarle datos que bien podrían tranquilizarte o destruir lo que concibes de tu vida en pareja, pero que debes considerar a como dé lugar. Por ejemplo, esas 12 señales de que sólo te usa para olvidar a su ex o tomar cautela con esas 10 cosas que no debes hacer en los primeros tres meses de relación.