Lo único que pasará contigo el 21 de agosto, cuando la luna tape al sol por tres minutos, será que pesarás 1 kilo menos –según lo explica la NASA– gracias al fenómeno gravitacional que provocará el eclipse solar sobre la Tierra…
Empecé a dudar de la veracidad de mi horóscopo cuando leí un artículo sobre estadísticas, soledad y “amor”. En resumen, varios párrafos explicaban que casi el 30 % de los adultos jóvenes en España viven solos porque no logran concretar un compromiso con su pareja, que la mitad de las parejas argentinas se separan y que en México los sitios de citas por Internet han triplicado el número de usuarios, así como se han multiplicado las apps para “ligar” y sus descargas en smarthphones. Como esto pude encontrar decenas de estudios y notas publicadas sobre lo solos que estamos ahora y la desesperación que vivimos al querer encontrar una pareja… ¿A qué viene todo esto? Mi horóscopo siempre incluye un apartado similar a: “no te desesperes, esa persona especial está por darte una excelente noticia”, “es momento de deshacerte de malas compañías, si eso no funcionó antes tampoco funcionará mañana”; inclusive he leído “hoy vas a tener un éxito irresistible con los hombres”. Lo cual quiere decir que, en efecto, el amor es algo que me consterna e interesa siempre; pero no sólo a mí, sino a millones de personas en todo el mundo.
Generalidades: los seres humanos buscamos cosas similares y tenemos deseos en común; por ejemplo, encontrar el amor. Así que no tiene nada que ver si eres el arquero valiente y despreocupado (sagitario) o el dual e inestable signo de los gemelos (géminis). Los 12 integrantes del zodiaco poseen necesidades y aspiraciones muy parecidas, mismas que se encuentran muy bien expuestas en las líneas de tu horóscopo diario, semanal o mensual.
La segunda vez que la predicción del mes para mi signo no me convenció tanto fue cuando, sólo por curiosidad, leí los otros 11 horóscopos de esa misma fecha. En todos se incluía algo sobre proyectos personales con retribuciones económicas exitosas o desfavorables, o bien, algo referente a una posible fuente de ingresos extra o aleatoria. Un vez más recurrí a la red para saber si ésta era otra generalidad; así es, todos –por lo menos los mexicanos– soñamos con tener un negocio propio que en pocos meses se dirija solo y nos dote de ganancias inimaginables. Sin embargo, sólo el 11.4 % se arriesga a comenzarlo –según las estadísticas–; además, se estima que el tiempo necesario para que éste rinda frutos va desde cinco hasta nueve años, por lo que la mayoría de los emprendedores deserta mucho antes. ¿Otra coincidencia o una clara generalidad?
La tercera y última vez que abrí una página de horóscopos con certeza y curiosidad fue antes de leer a Keely Weiss en Nylon. Ella publicó un texto que me abrió los ojos y cegó a las estrellas; “En astrología, tarot y el poder curativo de la mierda” es el título y el primer balazo se lee “Las estrellas son ciegas”. Con esa fuerza comienza y finaliza el artículo de Weiss, quien se dio a la tarea de explicar –de manera sencilla e interesante– por qué nos hemos pasado la vida buscando respuestas en las estrellas. Así que, para no perder la verdadera intención de este texto al parafrasearlo, la citaré textualmente a continuación:
Al principio, cuando nuestras necesidades eran directas, las estrellas nos guiaron –en un sentido literal– llevándonos a través de los bosques y a través de los océanos; entonces, cuando decidimos que necesitábamos más para vivir nos dieron a nuestros dioses. Pero nos hemos movido más allá de estas cosas y ya no necesitamos que nuestro propósito lo defina la combustión de una bola de gas a unos billones de kilómetros de distancia.
Sin embargo, ahora esperamos que las estrellas descifren el misterio más grande de todos: nuestro yo interior. (…)¿Quiénes somos para presumir que la Tierra, el cielo o un paquete de cartas ilustrado, debe preocuparse por revelarnos nuestro interior?
Los detractores a menudo crecen sus críticas a partir de esa pregunta; es egoísta e impráctico imaginar que el Universo ha diseñado planos con cada uno de nosotros en mente. (…) La verdadera magia de la adivinación no descansa en su vínculo con el cosmos, sino en la forma en que nos autoriza a abrirnos a nosotros mismos.
(…) las disciplinas psíquicas nos engañan en el cálculo con nosotros mismos, prometiéndonos que no tendremos que hacerlo. Intentar dar sentido a nuestro ser interno es confuso y desordenado; las prácticas metafísicas nos engañan creyendo que nuestras complejidades emocionales pueden ser fijadas y etiquetadas.
Más que cualquier generación anterior, la nuestra ha crecido con una aguda comprensión de que estar en contacto con nuestro ser interior (o lo que sea) es crucial para nuestro bienestar general. Los estigmas contra la búsqueda de terapias se están erosionando rápidamente y el autocuidado ha pasado de ser un pasatiempo autoindulgente a una creciente marea cultural. Y es fácil entender por qué. Entre los estresores únicos a los que se enfrenta la “generación yo” y las circunstancias psicológicamente difíciles de nuestros tiempos, Dios sabe que estamos desesperados por el socorro. (…) las herramientas metafísicas no deben funcionar como un atajo.
Se aproxima el eclipse solar y el número de publicaciones sobre las afectaciones y transformaciones que sufrirá la raza humana –dependiendo de tu signo zodiacal– son miles. Como lo dije al inicio del texto, este fenómeno sólo nos hará pesar un kilo menos, pero no paralizará nuestros pensamientos ni agudizará nuestros sentimientos, tampoco impedirá que terminemos una relación que lleva años sin funcionar ni nos salvará de un despido si lo merecemos. Mucho menos debilitará nuestra capacidad cognitiva y, por lo tanto, no perderemos absolutamente nada de lo que hemos conseguido como seres terrenales.
Como lo explica la autora de esta ensayo, en plena crisis existencial es bastante seductor apoyarnos –o hasta refugiarnos– en los horóscopos y el tarot para definir de una vez por todas lo que queremos del mundo, para encontrar nuestro lugar en él y todas las respuestas que no tenemos; pero ¿realmente sirve de algo? Yo sigo leyendo mi horóscopo y continúo encontrando coincidencias con mi presente en esas palabras, pero también sé que en las generalidades no está la respuesta ¿tú si lo crees?