Nunca debiste hacerlo.
Quizá digas que fue «un error», o que estabas «muy ebrio», «desesperado» y que fuiste un idiota.
Pero eso no arregla nada. La cagaste. Lo arruinaste.
Destruiste en una sola acción la relación que parecía ser perfecta y ahora quieres arreglarlo todo. Deseas ser honesto, abrirte y confesarle lo que hiciste para quedar bien parado y evitar ser abandonado.
¿Crees que funcione?
Un estudio publicado en U.S. News asegura que el 86 % de las parejas en las que ha habido infidelidad logran superarlo, especialmente si la persona que cometió el engaño revela más detalles de lo sucedido; mientras que aquellos que se rehúsan a hablar sobre la infidelidad son menos propensos a tener una relación próspera. Así que, quizá sea buena idea confesarlo, sin embargo, es necesario que sepas las siguientes cosas, ya que, aunque creas que es lo mejor que se puede hacer, quizá sea lo peor y callar sea una mejor opción.
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Tiene todo el derecho a terminar contigo
Si esperas que confesarle a tu pareja que la engañaste reducirá el golpe o le dará a entender que te importa, lo cierto es que eso no disminuye el efecto de los hechos. Decirle sólo es afirmarle algo, y de hecho, muchos preferirían ignorarlo y nunca saberlo que enterarse de golpe. Aunque tus intenciones sean buenas, eso no borra el error; y a pesar de que haya una explicación, no hay mucho que se pueda hacer para cambiar su opinión. Puede que reaccione de esa forma o que se moleste y decida “perdonar”, pero todo depende de cada persona y de la tolerancia que tenga hacia ese tipo de engaños. Es obvio que tiene el derecho de dejarte porque traicionaste su confianza y saberlo con certeza es un golpe muy duro como para olvidarlo fácilmente.
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Tu relación nunca será la misma
Supongamos que decidió darte “otra oportunidad”. Aunque la haya, nada será igual. Imagina saber que la persona que amas estuvo con alguien más, sin importar las circunstancias, ¿te sentirías tranquilo? Pocos lo harían. No sólo toda la confianza se fue, sino que será difícil que esa imagen se borre de su mente y todo vuelva a la normalidad. Puede que pase mucho para que se supere, pero ese tipo de cosas difícilmente se van de nosotros, así que es una especie de daño permanente; una marca negra en el historial que demuestra que un día no te importó su vínculo y decidiste estar con otra persona. Ganarse su confianza de nuevo será difícil (mucho más que cuando se conocieron), ya que para ella ya eres otra persona; alguien en quien es difícil creer.
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Si tu pareja decide engañarte… no podrás decir nada
Además de eso, los celos estarán prohibidos, posiblemente para siempre. Dependiendo de cada persona, es probable que si un día alguien le coquetea y te llega a molestar, te calmará diciendo que tú lo engañaste, y tendría razón de hacerlo. Asimismo, si un día te engaña, obviamente podrás enojarte, pero no será igual a cuando tú lo hiciste. Es un escenario hipotético bastante fatalista, pero cuando arruinamos vínculos con infidelidades, todas las relaciones toman un tono más oscuro y negativo. Es claro que cuando se llegue a ese punto lo mejor es terminar.
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Cada una de tus acciones podrá ser puesta en duda
Si llegas tarde, si ocultas tu teléfono, si tienes una llamada en fin de semana, posiblemente despertará dudas en tu pareja. Aunque, de nuevo, depende de cada uno, es posible que sienta más celos o desconfianza; si lo hiciste una vez ¿qué impide que lo repitas? El que lo hayas confesado no significa nada, a menos que ya hayan vuelto a tener confianza y todo esté de vuelta a la normalidad, de lo contrario, no tiene pruebas de que no estás a punto de acostarte con alguien más u ocultándole algo, como lo hiciste en el pasado.
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Será una marca que posiblemente nunca se olvidará
Superar una infidelidad es complicado. Imagina que tú eres la víctima, ¿aprenderías a lidiar con ello? Lo más seguro es que no, y aunque todo regrese a la normalidad, su pasado se verá manchado por ese momento y en cualquier discusión podría volver a la luz, generando tensión en la relación. No puedes esperar a que esa persona lo olvide, ya que suele destruir toda la fantasía del amor perfecto y es una marca imposible de borrar.
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Una infidelidad es uno de los actos de traición más fuertes que puedes hacerle a una pareja. Esperar que con una confesión el golpe se aligere y esa persona sea más comprensiva es ingenuidad. Aunque muchos lo perdonan, es difícil avanzar y hacer que quede en el pasado. Para mejorar ambos tienen que trabajar duro y recuperar la confianza que tenían; hablar sobre lo sucedido y entenderse por completo; de lo contrario, todo puede llegar a su final por un simple error que nunca debiste haber cometido.