Seguro abriste el título un poco molesta: ¿cómo y por qué las mujeres tendrían que elegir entre ser exitosas o felices?, ¿qué no se supone que en pleno siglo XXI tenemos oportunidad de ser ambas cosas?, ¿cómo es que esta pregunta puede siquiera existir?
La pregunta es pertinente porque, de hecho, existen millones de mujeres que sienten que su vida profesional y personal son –sencillamente– incompatibles.
Éxito y felicidad no pueden coexistir
Antes de comenzar a hablar de ello, es importante tener en claro la diferencia entre los dos términos:
Éxito: proviene del latín exĭtus que significa ‘salida’. ¿Salida? Muy probablemente esta palabra hace alusión a la “excepción” que la vida de una persona “exitosa” supone; es decir, salir de lo ordinario y común.
Felicidad: (uno de los conceptos más difíciles de definir) algunos lo entienden como la emoción provocada por la culminación de un propósito, otros más la piensan como un estado continuo y estable de satisfacción, y hay quienes incluso creen que es un sentir utópico que no existe, salvo en muy breves y engañosos instantes.
A partir de estas breves definiciones podemos percatarnos de que ‘éxito’ y ‘felicidad’ son cosas distintas; mientras que uno se refiere a ser “distinto”, sobresalir, ganar, avanzar, superar, etcétera; la felicidad parece ser, más que un esfuerzo, un estado emocional estático, apacible y mucho menos exigente.
Entonces, ¿por qué las mujeres tienen que elegir entre ser exitosas o felices? Porque socialmente son obligadas a creer eso.
Debemos especificar que nos referimos al éxito laboral; es decir, al empeño por aumentar de puesto, a ganar responsabilidades y, por lo tanto, a adquirir más poder. Aún en nuestros tiempos, es difícil que las mujeres se entreguen por completo al crecimiento profesional sin que sientan que están sacrificando parte de su vida privada.
Por otra parte, es muy cierto que la felicidad de una mujer no se encuentra en un estilo de vida específico. Ésta puede surgir al viajar por el mundo, al compartir conocimientos, al ser una respetada artista o escritora, al alcanzar un nivel económico alto, al lograr una independencia emocional, o bien, al encontrar el amor y formar una familia.
Entonces, si la felicidad tiene tantas aristas ¿por qué es tan complicado emparejarla con el éxito?
-Porque una vida personal plena implica tiempo y el tiempo es lo que más se absorbe al dedicarte a tu profesión.
-Porque los moldes machistas continúan presentes; estos insertan en la cabeza de las mujeres la idea de que serán “malas madres” o “esposas deficientes” si no se entregan 100 % a su familia.
-Porque los hombres siguen sintiéndose incómodos y retados si su pareja gana más que ellos o si tienen un mejor puesto.
-Porque el éxito profesional exige nunca dejar de prepararse.
Seamos claros: la felicidad y el éxito no son la misma cosa. De hecho, la sobrevaloración del éxito se ha convertido en algo nocivo, pues buscamos trascender, diferenciarnos, pisar el escalón más alto y desde ahí mirar al resto del mundo para “sentirnos mejor”; pero, a veces, eso nos hace sumamente infelices. Por otra parte, puede que algunas mujeres tengan claro que esta es la ruta que quieren seguir y esa decisión es totalmente irreprochable. Incluso habrá quienes puedan sostener que son exitosas y felices, y que nunca han tenido que elegir entre una y otra.
Finalmente, como lo sostenía Kant, la felicidad es «estar contento con toda la propia existencia». Sin embargo, es subjetiva: «donde haya de poner cada cual su felicidad, depende en cada uno de su particular sentimiento de placer y dolor, y, aun en un mismo sujeto, de las necesidades provenientes de las modificaciones de este sentimiento». Es decir, es un estado subjetivo y personal. Cada una debe elegir su camino y ser consecuente con ello.
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Si quieres saber más sobre cuestiones de la mente y vida cotidiana, conoce los argumentos que puedes decirle a tu pareja si es demasiado celosa y descubre qué le pasa a tu cuerpo cuando dejas de tomar alcohol.
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Referencias
Huff Post
Acción preferente
El Financiero
Enciclopedia Herder