La violencia sexual, es uno de los temas más controversiales actualmente, ya que no necesariamente se tiene que llegar a cometer una violación para incurrir en ella, y tampoco se trata de un problema sólo se mujeres. La violencia sexual es padecida por hombres, mujeres, niños, y regularme no se alerta a las autoridades sobre ella por miedo a las represalias, a ser culpados por lo sucedido, y hasta por vergüenza. Por ello es importante que aprendamos qué es la violencia sexual, y cómo podemos identificarla.
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Qué es la violencia sexual
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la violencia sexual como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo.”
Como ya lo mencionamos, la violencia sexual no es sólo la violación, pues ésta engloba actos como: incesto; abuso sexual a menores o la pareja; contacto sexual o caricias no deseadas; acoso sexual; masturbación en público; mostrar los genitales sin consentimiento mutuo; explotación sexual; y observar a otra u otras personas teniendo relaciones sexuales en privado sin consentimiento previo.
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A lo largo de nuestras vidas, todos llegamos a conocer a alguien que fue víctima de violencia sexual, y en el peor de los casos, somos nosotros mismos quienes hemos sido víctimas de este tipo de violencia. Y se estima que en la mayoría de los casos, las personas que han sido víctimas de violencia sexual, conocían bien a su agresor, pero no lo denunciaron por miedo a presiones sociales, por sentirse culpables, desconfianza en las autoridades, miedo a la venganza, estar sometidos a amenazas, o bien por el deseo de proteger a su agresor.
Cómo identificar la violencia sexual en el noviazgo y otras relaciones
Es fácil identificar si eres víctima de algún tipo de violencia sexual, ya sea en el noviazgo o en otras relaciones, pues recuerda que toda actividad sexual se debe dar de manera consensuada, y bajo ningún tipo de amenaza o chantaje. Pero en el caso de los menores de edad, resulta un poco más complicado, ya que cuando son víctimas de algún abuso, suelen no decirle a sus padres por miedo a que no les crean, o por estar amenazados por su agresor con hacerle daño a cualquier miembro de su familia.
Los cambios repentinos de humor, la baja en el rendimiento escolar, infecciones urinarias, tristeza sin motivo, y el rechazo al contacto familiar, son signos de alerta en los jóvenes, los cuales en muchas ocasiones son confundidos con los cambios propios de la adolescencia. Por ello, es muy importante poner especial atención en ellos, ya que podrían estar pasando por una situación desagradable que puede ser prevenida.
Es muy importante que tengamos en mente que ninguna de las víctimas de violencia sexual son culpables de lo sucedido, ya que ni su forma de vestir, la forma en la actuaban, ni absolutamente nada, tiene que ver con la agresión. Pero sobre todo, hay que aprender a apoyar a las víctimas y confiar en lo que nos dicen para solucionar el problema con un especialista.
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