Espinillas, barros, puntos negros en el rostro. Horrores de la madurez que minan de inseguridades a muchos y que se originan en los folículos capilares de la piel (o poros) que contienen glándulas sebáceas. Éstas a su vez producen constantemente sebo, que es la grasa que lubrica el cabello y la piel. Si hay un exceso de éste y muchas células dérmicas muertas, los poros se obstruyen. Entonces las bacterias quedan atrapadas por debajo y ocasionan que esa área se hinche y enrojezca. Algunos no les toman tanta importancia a esas imperfecciones y las dejan pasar, pero para otros se convierte en un dolor de cabeza tenerlas. Se aplican distintos productos y caseros, aunque no siempre den resultado. Salen por distintas razones, pero las más comunes son malos hábitos, como una alimentación desbalanceada, no dormir las horas de sueño necesarias, estresarse, fumar y beber alcohol. Y por si fuera poco, cuando vemos ese punto blanco recurrimos a reventarlo, lo que puede producir cicatrices o infecciones. Entonces surgen productos como la mascarilla negra.
Hombres y mujeres la amaron por su eficacia, precio y hasta por su color. Asimismo, la redes sociales se llenaron de publicaciones que atribuían sus cualidades. Pero hoy en día han surgido varias controversias sobre sus posibles ventajas y desventajas, algo que posiblemente tenía que suceder, ya que a veces es difícil creer en la existencia de un producto de belleza milagroso. A nadie le gusta verse con esos feos granitos, pero hay que asegurarnos de si podría ser una buena solución para eliminarlos. A continuación te presentamos las cosas que debes saber de la famosa mascarilla negra.
¿De qué está compuesta?
Su principal ingrediente es el carbón activado, un producto natural obtenido a partir de maderas poco duras como la del pino, carbones minerales, cáscaras o huesos de vegetales (concha de coco, hueso de aceituna o durazno). Es muy útil en caso de intoxicaciones y enfermedades víricas por su capacidad de absorber diferentes venenos y toxinas. Ademas, tiene múltiples beneficios para la piel y por ello sus bondades se han aprovechado para elaborar una mascarilla única que promete acabar con el cebo en los poros.
¿Para qué sirve?
Su principal función es tratar las pieles grasas, pues es capaz de eliminar todo el exceso de sebo acumulado en los poros de la piel, el responsable de la aparición de este tipo de afecciones. Acaba con todas las toxinas acumuladas y combate las bacterias, por lo que realiza una limpieza facial profunda. No tiene químicos ni produce reacciones secundarias. Al formar una pasta pegajosa se adhiere a los residuos de los poros y gracias a que cuenta con propiedades astringentes, exfoliantes y desintoxicantes, ayuda a regular la producción de grasa, deja una piel suave y firme, estimula la regeneración celular para prevenir arrugas prematuras y regula la actividad de las glándulas sebáceas.
¿Cómo se hace?
La mascarilla negra de carbón activado se puede adquirir en herbolarias o farmacias, pero si queremos ahorrarnos tiempo y hacerla podemos conseguirla en tiendas de cosméticos. Su elaboración es muy sencilla y necesitamos muy pocos cosas.
Ingredientes
1 sobre de gelatina sin sabor en polvo (10 g)
3 cucharadas de leche desnatada (30 g)
1 cápsula de carbón activado
Utensilios
1 recipiente
1 cuchara de madera
1 pincel, brocha o espátula para aplicar mascarillas
Preparación
-Vierte la gelatina sin sabor en un recipiente apto para microondas y, a continuación, mézclalo con las cucharadas de leche.
-Remueve con una cuchara de madera e integra muy bien hasta que quede sin grumos.
-Introduce el recipiente con la preparación al horno microondas y déjalo calentar durante 10 o 15 segundos.
-Retira del horno y agrégale a la mezcla el contenido de una cápsula de carbón activado.
-Remueve los ingredientes y déjalos reposar 5 minutos. Transcurrido este tiempo se formará una pasta espesa y negra lista para aplicar con una brocha.
¿Cómo aplicarla correctamente?
Para obtener mejores resultados es importante limpiar la piel del rostro. Se puede usar jabón neutro o exfoliante y enjuagar con abundante agua tibia. Después es necesario abrir los poros con vapor de agua caliente. Esto se debe hacer durante 15 minutos. Pasado este tiempo secaremos la piel con un toalla limpia sin frotar. De esta manera, al utilizar la mascarilla negra, será más sencillo que extraiga profundamente la suciedad y el cebo acumulado. Ésta se debe aplicar en una capa fina en todo el rostro con una brocha, excepto en las zonas delicadas como el contorno de ojos, cejas, labios y cerca de las patillas. Hay que dejarla reposar alrededor de 15 a 20 minutos y retirarla cuidadosamente de abajo hacia arriba. Por último, tenemos que enjuagar los residuos con agua fría y aplicar un tónico para cerrar los poros.
¿Cuáles son sus contras?
El proceso para retirarla suele ser muy doloroso. Varios vídeos subidos a las redes sociales muestran cómo algunas personas lloran por ello y además su piel se enrojece. En casos extremos les produce ardor, inflamación o heridas. Esto pasa porque la mascarilla exfolia el rostro de manera abrasiva, tanto que también se lleva una ligera capa de piel, es por eso que no se debe usar constantemente y menos si tenemos la piel sensible. En todo caso es necesario retirar el producto sin aplicar tanta fuerza para no dañarnos y llevarnos una mala experiencia.
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Quienes no quieren arriesgarse en utilizarla, también existen otras mascarillas que se pueden hacer en casa para quitar las espinillas. Eso sí, cada una necesita un tiempo determinado para observar resultados. Pero es mejor que dejarnos marcas en el rostro por querer deshacernos de esos granitos.